La Audiencia de Palma juzgó ayer a un hombre de origen marroquí de 34 años por intentar asesinar a su expareja acuchillándola y causándole gravísimas heridas de degüello cuando esta se hallaba dentro de un coche, en el asiento del conductor y con el cinturón de seguridad puesto, en la calle Lluís Martí en el verano de 2013. La víctima, una joven española, salvó la vida in extremis gracias a la providencial intervención de una auxiliar de enfermería, que se hallaba en la zona y le taponó la herida, y gracias a un cirujano plástico que se desplazó en una ambulancia y pudo suturar la arteria carótida y las venas yugulares. "La mujer sufrió una herida mortal de degüello. Fue asistida de forma inmediata; si no, hubiera muerto en cuestión de minutos", manifestó la forense.

El sospechoso, que se encuentra en prisión provisional, declaró ante la sala que no recordaba las puñaladas que le asestó en el brazo. "No la intenté asesinar. Solo recuerdo cuando le tocó el cuchillo en el cuello. No lo entiendo, no sé cómo le llegó el cuchillo al cuello", insistió el imputado. El hombre admitió que empujó a la madre de la víctima, que viajaba en el asiento del copiloto, porque ella le estaba golpeando con el bolso y le decía "asesino". El presunto agresor también reconoció que luego salió corriendo y tiró el arma en una papelera. "Posteriormente, paré a la Policía y les dije que era yo. Les dije en qué papelera había tirado el cuchillo en la calle Capitán Vila", añadió el procesado.

Según su versión, la mañana del 25 de agosto de 2013, él había telefoneado a su excompañera sentimental y ambos habían quedado en verse en la calle Lluís Martí. Él le había pedido que le trajera un microondas y un televisor que eran suyos y que todavía estaban en casa de la mujer.

La víctima se presentó conduciendo un coche, mientras le acompañaba su madre. "Yo llevaba un cuchillo en la mano. Estaba muy mal. Llegué a casa a las seis de la mañana, me dejé las llaves dentro, no podía entrar y estaba muy cansado y bebido. Estaba muy borracho, muy fumado y drogado. Cuando la vi, ella me preguntó '¿qué haces con esa cara de perro?'. Le contesté que me había dejado las llaves e intentaba abrir", apuntó el acusado. Ahmed subrayó que el cuchillo lo había sacado de una carnicería que estaba embargada y que con él pretendía abrir la cerradura del local en el que vivía. El hombre explicó que era carnicero y que su expareja le había engañado, ya que le pagó 6.000 euros para casarse con ella y luego descubrió que ella seguía unida en matrimonio con un ciudadano nigeriano. Estos extremos fueron negados por la víctima, quien destacó que todo era "mentira", si bien admitió que estuvo casada con un africano.

La mujer, protegida por un biombo, confirmó que esa mañana había quedado con Ahmed en la calle Lluís Martí para entregarle sus electrodomésticos. Al llegar en coche, él se acercó para hablar. "Yo estaba sentada y con el cinturón puesto. Con la ventanilla bajada, él empezó a insultarme. Le dije que cogiera sus cosas y que por favor me dejara porque me tenía que ir. Me dijo 'si no eres para mí, no eres para nadie'. Se giró y al agacharse vi que llevaba un cuchillo escondido en el pantalón. Luego, abrió la puerta para coger las cosas y me clavó el cuchillo en el cuello. No pude defenderme porque perdí el conocimiento", relató la mujer, muy afectada.

Su madre confirmó esta versión y culpó al procesado de pegarle una patada en el pecho y encerrarla en el coche dándole un portazo que le atrapó la pierna. "Llevaba el cuchillo escondido y de repente empecé a ver cómo salía mucha sangre. Salí del coche y pedí socorro", manifestó la mujer.

La fiscal y la acusación particular pidieron una condena de 14 años de prisión y multa por un delito de asesinato en grado de tentativa y una falta de lesiones. Mientras, el letrado defensor solicitó cinco años de cárcel por tentativa de homicidio con las atenuantes de confesión y obcecación.