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Incendio en un ferry

"Si esto llega a ocurrir por la noche, habría sido como el Titanic"

Los pasajeros del 'Sorrento' evalúan un día después el naufragio y cómo se produjo la evacuación del buque al percartarse de que un incendio se había declarado a bordo y no se podía sofocar

Quili rellena, ayer, la hoja de reclamación junto a su esposa y a su hija Pau. s.schuster

Los pasajeros del Sorrento rellenaban ayer un formulario, en el que reclamaban la pérdida de sus enseres, en el hotel de Caribbean Bay de s'Arenal, donde habían sido realojados. Un día después del desastre, revivían cómo se había producido el incendio. Todos coincidían en que si se hubiera producido de noche "habría ocurrido una tragedia". Algunos, incluso, se aventuraron a establecer un posible paralelismo con el naufragio del Titanic.

La primera sensación de peligro se inició cuando habían acudido al comedor. El olor a humo ya era perceptible, aunque algunos pasajeros no le dieron entonces demasiada importancia. Las explosiones de neumáticos, ya disiparon cualquier duda.

"En el camarote no notamos nada. Cuando nos avisaron, fue toda una odisea bajar al bote", apuntó Aquilino, Quili, un turista madrileño que había venido con su esposa Maria Josep Reynés y su hija Pau a visitar a la familia de su mujer en Pollença.

Aquilino llevaba a su hija Pau, de 11 meses, en brazos mientras bajaba con ella al bote salvavidas y era rescatado por otro buque. El padre se mostró muy crítico con la naviera del Sorrento. "Nos abandonó. Estuvimos una hora esperando en el bote y nadie venía a recogernos", se lamentó.

Por su parte, Alfredo Bermejo, un camionero, recordaba cómo pensaba en un principio que todo se trataba de una broma. "Mi compañero me dijo que el barco se había pegado fuego el barco. Como es muy bromista, no le di mayor importancia. Pero al oír explosiones me percaté de que todo era verdad", indicó.

La bajada de los botes salvavidas también exasperó a Alfredo. "Costó mucho bajarlo. Una polea se enganchó y hubo mucho nerviosismo". No obstante, este camionero se congratuló de que no hubiera que lamentar daños personales. "Hay que dar gracias de que estamos todos aquí y de que no le haya pasado nada a nadie. Nos atendieron bien", recalcó.

Asimismo, el transportista rumano Florin Claudiu Pana precisó que el incendio en el garaje de la planta cuarta del Sorrento. "Hubo un cortocircuito, pero no se sabe bien de dónde vino", explicó.

Mientras, el camionero Óscar, de la cooperativa Transilles, recurrió al manido calificativo de "dantesco" para definir el siniestro en el ferry que cubría el trayecto entre Mallorca y Valencia. "Los pasajeros mantuvimos la calma. Pensaba en mi camión y si se iba a salvar. Luego me di cuenta de que no era posible. Aquello era una caldera", subrayó.

Este camionero espetó que el desastre era "una experiencia que nunca piensas que te puede tocar a ti", mientras aguardaba sosegado que fuera trasladado. "Si llega a ser de noche, revivimos el Titanic", vaticinó. Óscar aseguró que muchos pasajeros pasaron mucho frío. "Si no estabas mojado, no te daban ropa", se quejó.

Último en abandonar el barco

El transportista valenciano Francisco Bolivar, de 50 años y natural de Benidorm, fue uno de los últimos en abandonar el barco. De hecho, permaneció pegado al capitán y salió con él del buque siniestrado.

"Me paré a comer y, al sentarme, vi humo. Un camarero me dijo que no pasaba nada, pero de repente se oyó una fuerte explosión y salió una llamarada. Se produjo al estallar las ruedas de los camiones y los depósitos", precisó.

Este veterano camionero no tiene queja alguna del comportamiento de la tripulación del Sorrento. Todo lo contrario. "Se portaron muy bien", abundó. De hecho ensalzó la actitud de un operario de la sala de máquinas. "Trabajó muchísimo y salió el último del barco", insistió. Este tripulante sufrió una intoxicación de carácter leve al inhalar humo y fue evacuado en un helicóptero de Salvamento Marítimo hasta Son Espases.

Por su parte, el naturalista Ernesto Álvarez Xusto, presidente del Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su hábitat (Grefa), había traído a Mallorca el pasado viernes cuatro ejemplares de águila perdicera para reintroducirlas en Balears, en colaboración con el Govern. Una especie que desapareció hace 60 años de la isla. Ayer, respiró aliviado de que las rapaces no viajaran el martes en el buque. "Habrían muerto seguro", manifestó.

Un grupo de pasajeros del ferry de Trasmediterránea, ayer, en el hotel de s´Arenal donde fueron realojados. MANU MIELNIEZUK

"Todo fue muy rápido. El buque se movía mucho. Me puse en la popa y me mareé más. Cuando bajábamos, nos pegábamos contra las paredes. No podían apagar el fuego. Cada vez que se escuchaba una explosión, nos asustaba bastante", señaló.

El periplo en el bote salvavidas se antojó interminable. "A los cinco minutos se paró el motor. Hacía mala mar y muchos vomitamos. No solo por el vaivén, sino por el humo que salía del barco", indicó.

El escritor y empresario Gabriel Silva se ha propuesto a toda costa que el naufragio del ferry en aguas de Balears no caiga en el olvido. El blog SorrentoSOS, de próxima creación, pretende reflejar todos los avatares del naufragio del buque. "De noche, habría sido fatal", dijo convencido.

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