Paulo César Martins Baptista, el prófugo portugués encarcelado ayer en Palma al tener una reclamación de la justicia lusa para que cumpla una grave condena por extorsión, ha protagonizado varias huidas. Tras ser condenado en su país, se refugió en Francia y luego viajó a Eivissa.

Parapetado tras una identidad falsa, trabajó como portero de discoteca en la isla y fue el responsable de la muerte de un camarero del local en el verano de 2011 tras agredirle. En esas fechas, volvió a darse a la fuga. Se marchó a Barcelona y de allí, a Holanda. La Guardia Civil consiguió localizarle a través de las llamadas telefónicas que mantuvo con su novia. El sospechoso, experto en deportes de lucha como el jiu-jitsu, boxeo y kick boxing, reconoció que huyó de Eivissa asustado ante el temor de que descubrieran su verdadero nombre.