Una operación policial ha servido para desmantelar la organización de delincuentes nigeriana que, bajo el pretexto de ejercer la prostitución, desvalijaban los bolsillos de turistas alemanes ebrios que acuden a la calle del Jamón de la Playa de Palma. Un total de 14 mujeres y dos hombres han sido detenidos por los delitos de favorecimiento de la inmigración ilegal, pertenencia a grupo criminal, robos con violencia, hurto, receptación e infracción de la Ley de Extranjería por estancia irregular en España.

La investigación la iniciaron agentes de la Unidad Contra Redes de Inmigración (UCRIF) de la Brigada de Extranjería de la Jefatura Superior de Balears a comienzos de la temporada turística. El incremento de robos a turistas, en su inmensa mayoría alemanes, que frecuentan la calle del Jamón de la Playa de Palma y locales de las calles adyacentes disparó las alarmas.

Todos los delitos se cometían siguiendo un mismo patrón. Un grupo de mujeres nigerianas utilizaba el supuesto ejercicio de la prostitución como excusa para un acercamiento a su víctima. Esta siempre la elegían entre las que se encontraba un evidente estado de embriaguez. Se convertían en presa fácil y podían sustraerle sin problemas todos los efectos de valor que portaban.

El ´modus operandi´ siempre era el mismo. Las delincuentes abordaban al turista que previamente habían señalado como objetivo, ya que presentaba notorias muestras de intoxicación etílica. Las mujeres se aproximaban a él de dos en dos, le ofrecían los supuestos servicios sexuales y realizaban tocamientos a la víctima. En realidad, localizaban los objetos de valor que llevaba encima.

Sin mayores complicaciones se apoderaban del dinero y del móvil que portaba el turista aprovechándose de su superioridad numérica, del estado de embriaguez de la víctima, de su desorientación y de la nocturnidad.

En caso de que la víctima opusiera algún tipo de resistencia, no dudaban en utilizar la violencia. Hasta seis mujeres se llegaban a juntar para propinarle una paliza al turista y sustraerle sus efectos.

Los miembros de la banda tenían una estrategia bien definida de antemano y sus funciones delimitadas. Los objetos de valor robados iban pasando de mano en mano hasta que eran recogidos por una tercera persona que se dedicaba a venderlos o a esconderlos, en el caso del dinero.

Fruto de las pesquisas, los investigadores de la UCRIF lograron elaborar un censo de estas meretrices. Se trataba de medio centenar de mujeres que ejercían la prostitución en la zona comprendida entre el paseo de las Maravillas y un conocido local de la carretera del Arenal.

Los agentes establecieron una diferenciación entre las mujeres que se dedicaban unicamente al ejercicio de la prostitución de las que alternaban esa actividad con los robos a los turistas.

Dos cabecillas

A continuación, los policías de la Brigada de Extranjería centraron sus esfuerzos en perseguir a las que cometían los delitos. Este grupo de delincuentes estaban dirigidas por dos de ellas que el año pasado ya habían sido detenidas por hechos similares.

Una vez que todas las componentes fueron identificadas, los agentes localizaron a su ´tunda´ -la persona que traslada a las prostitutas cuando han acabado la jornada o cuando hay policía cerca- y la que receptaba los efectos sustraídos a los turistas.

Todos los objetos eran vendidos con la mayor brevedad con la finalidad de borrar las pruebas. Otros sujetos se encargaban del traslado del dinero y del beneficio económico obtenido con la venta de los artículos.

Los investigadores comprobaron que todas las integrantes de este grupo actuaban con gran "profesionalidad". Las delincuentes se comportaban con gran disciplina, adoptaban importantes medidas de protección, modificaban rápidamente de aspecto -se cambiaban de ropa y se ponían pelucas- para despistar a los policías y tenían una gran movilidad para complicar sobremanera los posibles seguimientos que les pudieran realizar.