Una banda de proxenetas explotaba sexualmente a mujeres búlgaras en clubes y en calles de Palma. Las víctimas eran captadas en su país y luego eran forzadas a prostituirse en la capital balear con permanentes amenazas tanto a ellas como a sus familias. La Policía detuvo a una docena de miembros de la banda -once búlgaros y un español- liberó a cinco jóvenes en las redes de la organización y evitó que otras tantas fueran explotadas en Mallorca.

La investigación se remonta al pasado mes de diciembre. La Policía española tuvo entonces conocimiento, a través de Interpol, de que un búlgaro que se dedicaba a la trata de seres humanos en España había sido detenido en Alemania. De hecho, ya había sido arrestado aquí en 2010 por hechos similares.

Agentes de la Unidad Contra Redes de Inmigración y Falsificación (UCRIF) de la Brigada de Extranjería en Mallorca se hicieron cago del caso. Los investigadores detectaron que un grupo de proxenetas búlgaros explotaba sexualmente en la isla a jóvenes captadas en su país.

Las víctimas eran obligadas a prostituirse en la calle del Jamón, en otras adyacentes, y en clubes de alterne de la Playa de Palma. Otro tanto ocurría en prostíbulos del Paseo Marítimo de la capital balear. Las pesquisas de los agentes de la UCRIF se realizaron en estrecha colaboración con las policías alemana y búlgara.

La organización no desdeñaba ninguna actividad delictiva. Aunque la explotación sexual de mujeres búlgaras también era su principal dedicación, el tráfico de drogas, los robos con fuerza en domicilios, las estafas con tarjetas de crédito o la falsificación de documentos eran otras de sus especialidades.

Así, los miembros de esta banda no tenían problemas en proporcionar drogas a todos los clientes de los prostíbulos que lo demandaban. Las sustancias estupefacientes que les suministraban principalmente eran cocaína y metanfetamina (cristal).

Cuando un cliente de un prostíbulo se encontraba con sus facultades mermadas por el elevado consumo de alcohol y de sustancias estupefacientes, la banda se aprovechaba de esta circunstancia y efectuaba cargos elevados con sus tarjetas de crédito. En alguna ocasión, el montante sustraído ascendió a 15.000 euros. La cantidad desviada se estima que podría ser muy superior, aunque muchas de estas estafas no se denunciaron porque las víctimas eran extranjeras.

Los proxenetas también se dedicaban a robos con fuerza en el interior de domicilios de Palma. La organización, incluso, llegó a facilitar a un acaudalado suizo un título de patrón de yate que había sido falsificado en Bulgaria.

Además de la UCRIF de Balears, también participó en la operación contra esta red búlgara de explotación sexual de mujeres el Grupo IV de la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras. Fruto de esta actuación, liberaron a cinco jóvenes búlgaras que estaban atrapadas por la organización y habían sido obligadas a prostituirse. También se impidió que cayeran en las redes otras cinco jóvenes que habían caído en ellas aprovechando su situación de necesidad.

Los investigadores practicaron cuatro registros domiciliarios en Mallorca en el transcurso de la operación. Los agentes se incautaron de 9.305 euros, 540 libras, 700 francos suizos, dos coches y recuperaron objetos electrónicos sustraídos en viviendas.