La investigación del siniestro que provocó graves quemaduras a dos agentes del Servicio Marítimo de la Guardia Civil en la Colònia de Sant Jordi apunta que pudo ser causado por un cortocircuito. Las dos víctimas permanecen ingresadas en estado estable en el hospital Vall d´Hebron de Barcelona.

Al parecer, en los momentos previos al siniestro la sentina de la embarcación del Instituto Armado estaba inundada. Los agentes intentaron poner en marcha la bomba de achique cuando, de repente, una potente deflagración les afectó a la cara y las extremidades. El chispazo pudo encontrar en una acumulación de gases el perfecto combustible para desencadenar la llamarada.

Pese a que la lancha se encontraba junto a una estación de servicio, la reconstrucción del accidente ha descartado categóricamente que estuvieran repostando combustible en ese momento. Ese lugar es el establecido habitualmente por los agentes del Servicio Marítimo para efectuar el relevo.

El accidente ocurrió en la mañana del viernes en la Colònia de Sant Jordi. Cuatro agentes del Servicio Marítimo de la Guardia Civil se encontraban en esos instantes en el interior de la embarcación.

Tres agentes resultaron afectados por la deflagración. Uno de ellos tan solo sufrió quemaduras leves y fue atendido en el centro de salud. Por el contrario, dos guardias civiles sufrieron quemaduras de segundo grado en el 30 por ciento y 25 por ciento de su cuerpo, respectivamente.

En primera instancia, las dos víctimas con lesiones más graves fueron trasladadas al hospital Son Espases de Palma. No obstante, los facultativos decretaron que procedía su traslado a un centro especializado. A primera hora de la tarde, los dos agentes fueron evacuados hasta el hospital Vall d´Hebron de Barcelona. Allí quedaron ingresados en la Unidad de Grandes Quemados. Se prevé que permanezcan allí al menos durante cuarenta días.