La relación sentimental entre Ángel Abad y la esposa de su presunto asesino era sobradamente conocida por los vecinos más veteranos de Porto Cristo. Lo que nadie sospechaba es que el romance desembocara en un crimen con dos disparos a corta distancia descerrajados al dueño del Gorli y el marido de su amante detenido por asesinato.

"Todo el mundo en el pueblo conocía la relación", apuntaron en las proximidades del taller de Arnau M.N. El romance entre Ángel y la posterior esposa del presunto asesino se convirtió en un remedo local de Romeo y Julieta. Comenzó hace tres décadas, pero no llegó a formalizarse y cada uno rehizo su vida por su lado.

"Se conocían y estaban juntos desde hace treinta años, pero ella es mallorquina y los padres no querían que se casara con un foraster", apuntaron unos vecinos de la localidad costera del Llevant. Ella se casó con un mecánico, natural de Sant Joan. La víctima también se casó con una mujer mallorquina. Pero la pasión con su antigua pareja no había llegado nunca a esfumarse.

Arnau era, al parecer, perfecto conocedor de que el romance de ese primer amor de su esposa y el dueño del restaurante Gorli seguía vigente. "La cosa siguió, pero él no lo tenía que haber hecho. ¡No se puede matar a una persona por una cosa así, no hay derecho!", indicaron apesadumbrados estos vecinos de Porto Cristo.

Las frecuentes visitas del dueño del Gorli a su hija, residente en las proximidades del taller del presunto asesino, habían hecho que Ángel Abad y Arnau se cruzaran por la calle muy a menudo. El mecánico volvía así a recordar al amante de su mujer. Esta circunstancia le martilleaba continuamente en la cabeza.

Un sempiterno mono azul

El dueño del taller que llevaba su nombre era también, al igual que la víctima, una persona de pocas palabras. Pese a esta circunstancia, se había hecho tremendamente famoso gracias a su indumentaria. Su mono azul de trabajo conformaba su vestuario pererenne que le hacía ser fácilmente reconocible. "Iba en bicicleta vestido con él, ya fuera invierno o verano", resaltaron.

Su habilidad para reparar coches de época le hacía que se paseara de vez en cuando con alguno de estos deslumbrantes vehículos. Su otra pasión era el tiro olímpico, aunque esta no era precisamente demasiado conocida en la localidad. Arnau se había hecho merecedor de varios premios en Manacor gracias a su pericia con el manejo del arma corta. El miércoles fue detenido por usarla en el crimen del amante de su esposa.