La crisis afecta también al mercado de la droga. La Guardia Civil ha detectado un incremento del cultivo y el consumo de marihuana en Mallorca y una de las razones es la economía. La demanda de esta sustancia ha crecido por su bajo precio respecto a otras sustancias similares y grandes clanes de narcos, atentos a las leyes del mercado, se han metido de lleno en su producción. El tráfico a pequeña escala ha seducido también a personas en apuros o jóvenes consumidores que buscan ingresos extras. No se hacen ricos con ello, porque "para que el negocio sea rentable se necesita una producción de al menos 100 plantas, y eso exige una inversión considerable y mucho espacio", señala Miguel Jimena, teniente jefe del Equipo de Delincuencia y Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil, que advierte de que, aunque en menor medida, el tráfico de marihuana está también penado con prisión.

En lo que va de año, el instituto armado ha decomisado cientos de plantas y ha retirado de la circulación 30 kilos de esta droga, una vez separadas las partes de la planta que se consumen. Una cifra que se mueve dentro de la media de años anteriores y que al acabar 2013 rondará la media de 100 kilos de ejercicios anteriores. La crisis es territorio abonado para la producción y el consumo, según ha comprobado la Guardia Civil. "Hay gente joven que antes cultivaba unas pocas plantas para consumo propio y ahora se dedica a ello como forma de vida. También hay mayores de 40 años, que en su juventud tuvieron contacto con las drogas, y ahora han vuelto a ello", señala el investigador. Suelen ser personas con problemas económicos que intentan ganarse la vida con el tráfico a pequeña escala. Y es que la venta de marihuana a pequeña escala no genera grandes fortunas. "Para ganar dinero, para que una plantación sea realmente rentable, se necesita cultivar más de 100 plantas. Y eso implica tener mucho terreno y una inversión considerable", explica Jimena. "La mayoría de las plantaciones son pequeñas, sin grandes organizaciones detrás. Suelen ser descubiertas en ámbitos rurales por las patrullas de los pueblos. Nos hemos encontrado muchos casos de ancianos a los que su nieto ha plantado marihuana en una parcela", afirma.

El auge de la producción de marihuana viene condicionado también por un cambio de tendencia en la demanda, ya que muchos consumidores optan ahora por esta sustancia frente a otras más caras. "Una ´postura´ de hachís pequeña cuesta unos 20 euros, mientras que por cinco se puede conseguir una de marihuana. Pero hablamos de consumidores de sustancias cannábicas, porque el que toma cocaína o heroína jamás la sustituye por marihuana", asegura el jefe del EDOA.

Este aumento de la demanda no ha pasado inadvertido para los grandes clanes de traficantes, que antaño apenas tocaban esta sustancia y ahora la producen de manera casi industrial. "El margen de beneficio que deja la marihuana es pequeño, por eso antes apenas la vendían. Hay que tener en cuenta que un kilo de cocaína en origen, en países como Colombia, sale por 30.000 euros y luego sacan al menudeo unos 120.000. Pero el tráfico de marihuana tiene sus ventajas frente al hachís, por ejemplo, ya que no hay que implicar a tanta gente o viajar a otros países y los narcos pueden controlar todo el proceso sin depender de intermediarios". El clan de ´El Pablo´, el histórico traficante de la barriada palmesana de La Soledat, es un claro ejemplo de esta reconversión del negocio. En mayo pasado la Policía Nacional volvió a detenerle tras irrumpir en varios de sus domicilios y donde antes había cocaína y heroína, las sustancias con las que traficó durante décadas, ahora solo apareció marihuana. "Muchos clanes se han adaptado a los nuevos tiempos y han montado invernaderos donde producen a nivel industrial. Son recintos muy bien acondicionados, con sofisticados sistemas para potenciar el crecimiento y preparados para evitar que el olor alerte a los vecinos, que en muchas ocasiones son los que denuncian. La producción es continua durante todo el año y se pueden sacar cosechas cada dos meses", señala Jimena. Los consumos elevados de electricidad son una de las pistas que siguen los investigadores, con aumentos en las facturas que rondan los 500 euros.

Mercado local

En la isla se han descubierto también plantaciones de cierta entidad al aire libre, cuya calidad es muy apreciada por los consumidores, pero no han aparecido grandes campos de cultivo como los hallados en la península, donde se han llegado a incautar más de 14.000 plantas en parcelas de 5.000 metros cuadrados. "Aquí el mercado de marihuana es casi todo local y apenas influye la gran afluencia de turistas, que por lo general buscan otras sustancias como la cocaína o las drogas de diseño", afirma Jimena. En algunos casos, las plantaciones han sido descubiertas en terrenos de titularidad pública, una práctica "poco común" con la que los traficantes intentan evitar ser descubiertos y obliga a vigilar esos lugares para dar con ellos.

El tráfico de marihuana está menos penado que el de otros estupefacientes, "y eso lo tienen en cuenta los narcotraficantes". "Las penas por vender cannabis no suelen pasar de un año y medio de cárcel y hasta los diez kilos no está considerada una cantidad de notoria importancia, que es un agravante. Para los traficantes habituales son penas relativamente pequeñas, pero no hay que minimizarla y conviene recordar que la venta de marihuana está considerada un delito contra la salud pública y que hay gente que va a la cárcel por ello".