­Tras cuatro días de una lucha titánica, el fuego que ha arrasado una enorme extensión de la Serra de Tramuntana -los cálculos provisionales se rebajaron ayer a 1.800 hectáreas- empezó ayer a ceder en su empuje. Los técnicos consideraban contenido un 80 por ciento del perímetro y solo un gran frente de fuego permanecía activo en la finca de es Galatzó. Allí se concentró ayer el ataque de los 29 medios aéreos, el mayor operativo de extinción desplegado nunca en Balears, con la esperanza de lograr frenarlo a lo largo del día de hoy. Mientras tanto, la Guardia Civil arrestó ayer al presunto responsable del fuego, que resultó ser un hermano del imputado el pasado viernes, y que habría arrojado al monte unas brasas de una torrada realizada el día anterior.

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En la madrugada de ayer un gran frente de fuego se adentró en la finca pública de es Galatzó, uno de los lugares emblemáticos de la isla. Los equipos de extinción se concentraron en un frenético esfuerzo para detenerlo. En la zona, muy agreste y sin accesos para los vehículos rodados, era crucial la intervención con medios aéreos. Y allí se lanzaron los 29 aviones y helicópteros movilizados para la catástrofe, con una capacidad de descargar un millón de litros a la hora. También fueron trasladados en helicópteros unos sesenta miembros de los equipos de extinción, que actuaban desde tierra.

Al caer la noche ayer, cuando se retiraron los medios aéreos, este frente se mantenía activo, mientras que todo el resto del perímetro -un 80%- permanecía estabilizado. Los responsables del operativo consideraron que se había dado "un paso de gigante" hacia el control definitivo del siniestro.

Los técnicos tenían la esperanza de conseguir estabilizarlo totalmente a lo largo del día de hoy, lo que supondría el primer paso para su extinción. Sin embargo, ante la tremenda magnitud del siniestro, se mantenía una gran cautela. La zona quemada era tan grande que cualquier cambio de viento podría provocar peligrosos rebrotes.

La buena evolución del incendio permitió que los vecinos de Estellencs, que fueron desalojados a toda prisa en la madrugada del domingo, volvieran ayer a sus casas. Unas cuatrocientas personas festejaron con alegría el regreso en las calles de la localidad.

El cuarto día del operativo concentró en las montañas de Mallorca el mayor despliegue jamás visto frente a un incendio forestal. A las 29 aeronaves había que añadir las aproximadamente quinientas personas que trabajaban desde el suelo. Eran brigadistas del Ibanat, bomberos de Mallorca y de Palma, voluntarios de Protección Civil y los 243 soldados de la Unidad Militar de Emergencias (UME). Si las condiciones del incendio mejoraban, una parte de estos últimos podría regresar hoy mismo a su base en Valencia.

Precisamente uno de los soldados de la UME tuvo que ser hospitalizado el domingo por la noche tras sufrir un fallo renal, al parecer a consecuencia de una deshidratación mientras trabajaba en la extinción. Fue trasladado en un vehículo sanitario de la UME a una clínica de Palma, donde ayer permanecía ingresado. Fuentes sanitarias indicaron que en principio su estado no era grave.

Los servicios médicos del 061 desplazados al incendio tuvieron que atender también ayer por la mañana a un bombero herido en una mano. Desde que comenzó el fuego, el pasado viernes, doce personas han tenido que recibir asistencia sanitaria, la mayor parte miembros de los equipos de extinción, con síntomas leves de intoxicación por el humo, deshidratación o golpes.

Y ayer por la tarde el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil arrestó al presunto responsable del peor incendio declarado nunca en Balears. Se trata de un vecino de Andratx de 44 años, Ignacio G.H., hermano del hombre que fue imputado inicialmente el pasado viernes. Los investigadores de la Guardia Civil han llegado a la conclusión de que el origen del fuego estuvo en las brasas de una torrada realizada el día antes que estaban en una carretilla.

Los cálculos sobre la extensión afectada por el incendio son aún provisionales. Los técnicos los rebajaron ayer a unas 1.800 hectáreas y aún pueden variar.

La carretera de Andratx a Estellencs, diecisiete kilómetros que recorren un paisaje desolado por el fuego, permanecía ayer cerrada al tráfico.