"La única solución era matarlo". Los dos asesinos confesos de Andreu Coll Bennàsar, el empresario de Alaró de 57 años cuyo cadáver fue descubierto el pasado 30 de junio dentro de su Land Rover a las afueras de Bunyola, lo tuvieron claro desde un primer momento. "Había una intención clara de matar al padre", admitió ante el juez con una frialdad pasmosa Francisco Abas Rodríguez, el zaragozano que está a punto de cumplir 20 años, amigo íntimo de Andreu Coll Tur, de 18, el hijo de la víctima. Ambos se encuentran en prisión provisional desde el pasado viernes por la noche tras confesar el brutal crimen.

"Andreu me explicó cuál era el patrimonio de su padre. Él trabajaba con su progenitor. Me dijo que podía llevar el negocio del padre él solo. Un día antes de matarlo, planeamos cómo deshacernos del cuerpo", detalló el joven. "Yo siempre hacía todo lo que Andreu me pedía", aseguró el muchacho, que alegó estar enamorado de él, pese a no ser correspondido. Según su versión, le hacía ilusión poder disponer del dinero del empresario y vivir con su hijo en el futuro. "Andreu me propuso vivir juntos. Habíamos hablado de que él tendría mucho dinero para estar los dos juntos", puntualizó.

Francisco Abas, que reiteró que aceptó la idea de asesinar al empresario "por amor", también se refirió a la tensa relación entre padre e hijo: "Andreu discutía mucho con su progenitor, aunque las discusiones no eran muy fuertes. No llegaban a las manos. Eran pequeñas discusiones. No eran humillaciones. Y Andreu estaba molesto por esta situación".

El asesino confeso, que conoció a su amigo íntimo jugando ´on line´ a un videojuego de guerra llamado Call of Duty, destacó que el joven seguía con su progenitor porque así se garantizaba una vida muy acomodada. "Andreu no decidió marcharse de casa porque si lo hacía, su padre le quitaría todo", indicó de forma tajante Abas. "La única solución era matarlo", recalcó el acusado.

Juegos ´de matar´

El zaragozano, que dijo que estaba estudiando un curso para ser conductor de ambulancia pese a no aguantaba ver sangre, reconoció ante el magistrado Juan Manuel Sobrino que tanto Andreu como él jugaban a la videoconsola Play Station a juegos "de matar".

Los dos autores del crimen de Alaró se conocieron gracias a una partida del videojuego Call of Duty. "Hay varios modos de juego, pero todos de matar. Andreu y yo estábamos siempre en el mismo equipo. Cuando uno está muerto, puede seguir mirando cómo juega el otro. Nos comunicábamos por el micrófono mientras jugábamos", relató Francisco Abas, un apasionado a los mandos de su videoconsola.

"Nuestro grupo era de dos personas. Jugábamos todos los días desde las once de la mañana hasta la hora de la comida y, después de comer, sobre las tres de la tarde hasta las dos de la madrugada", continuó el muchacho. Ambos vivían obsesionados con las partidas y las recreaciones bélicas. De hecho, Andreu Coll Tur confesó que dos meses antes del crimen había fabricado una porra con clavos en un extremo a imitación de uno de los juegos en los que él era un experto. No era la única arma que había creado. También prefabricó otro palo. Estos dos instrumentos, inspirados en simulaciones de guerra, luego fueron utilizados por Francisco Abas para golpear en la cabeza al empresario Andreu Coll Bennàsar, como una macabra coincidencia con las partidas a las que estaban habituados a diario. La víctima falleció la madrugada del 30 de junio tras recibir entre 35 y 40 golpes en el cráneo.