Un juzgado penal de Palma ha condenado a tres jóvenes por el robo de una pistola en casa de un guardia civil a finales de 2008 en Capdepera. El autor material del asalto, un español de 28 años que actualmente está en prisión, aceptó esta semana una pena de un año y diez meses de cárcel por forzar la puerta de entrada del domicilio del agente y desvalijarlo. Mientras, sus dos compinches, de 26 años, se conformaron con seis meses de prisión por un delito de encubrimiento.

El principal acusado se apoderó de una pistola marca Beretta, modelo 92 Fs, un cargador, 65 cartuchos de 9 milímetros, además de otros efectos como una televisión de plasma, videoconsolas, tres cámaras de fotografiar, la llave de una moto, un teléfono móvil y un chaleco reflectante de la Guardia Civil. Días antes, también había entrado a la fuerza en una oficina de una empresa de alquiler de vehículos en Cala Rajada, donde robó un coche Fiat Panda con el que se desplazó a Son Banya. El vehículo, que sufrió desperfectos, lo dejó abandonado en el poblado.

El ladrón confesó el pasado viernes en Palma ser culpable de un delito de robo de uso de vehículo y robo con fuerza en casa habitada continuado. En un principio, se enfrentaba a cuatro años y medio de prisión. La magistrada apreció la circunstancia atenuante de dilaciones indebidas como muy cualificada y le impuso un año y diez meses de cárcel, además de una indemnización de más de 1.600 euros por los daños causados y los efectos no recuperados.

Dos encubridores

Los otros dos implicados fueron condenados ´in voce´ a sendas penas de seis meses de prisión por encubrimiento y también se les apreció la atenuante de dilaciones indebidas. El principal imputado entregó el arma de fuego del guardia civil a uno de ellos, quien, junto al tercer acusado, decidieron esconder la pistola y la munición en una casa abandonada, en un descampado. Finalmente, el arma pudo ser recuperada.

Los hechos enjuiciados se remontan al pasado 25 de noviembre de 2008, sobre las tres de la tarde, cuando el ladrón de 28 años se dirigió a las oficinas de un establecimiento de alquiler de coches, en Cala Rajada, donde accedió rompiendo una ventana. Una vez dentro del negocio, cogió la llave de un Fiat Panda y se desplazó con el turismo hasta Son Banya. El joven abandonó el vehículo en el poblado, pero pudo ser recuperado poco después.

Dos días más tarde, el 27 de noviembre de 2008, entre las diez menos cuarto de la mañana y las dos y cuarto del mediodía, el principal imputado se personó en una vivienda de Capdepera donde residía un guardia civil. De un fuerte golpe, el caco dobló la maneta de la puerta y rompió el marco. Así, logró entrar en el inmueble.

El joven logró hacerse con un botín consistente en una pistola Beretta, un cargador, 65 cartuchos, videojuegos, videoconsolas, una televisión, cámaras de fotos, un chaleco reflectante de la Guardia Civil y una mochila. Parte de estos efectos pudieron ser recuperados, menos algunos artículos tecnológicos que están valorados en 965 euros.

El ladrón luego entregó la mochila con la pistola y la munición al segundo acusado. Este, a su vez, se desplazó hasta la vivienda del tercer encubridor y, entonces, decidieron esconder el arma y los cartuchos en una bolsa de plástico que dejaron en una casa abandonada, en un descampado, dentro de un bloque de hormigón. Otros artículos fueron depositados en la azotea comunitaria en la casa de uno de ellos, menos el chaleco reflectante.