La Policía Local detuvo a dos prostitutas nigerianas en la Playa de Palma por amenazar a un hombre con degollarle con una botella rota de vodka. Las dos meretrices fueron sorprendidas por los agentes en el momento en el que se abalanzaban sobre la víctima.

Los hechos ocurrieron sobre las cinco y media de la madrugada del miércoles a la altura del número 36 de la calle Llaüt. Una patrulla de agentes del Grup d´Acció Preventiva (GAP) de la Policía Local pasaba por la zona cuando oyeron gritos procedentes de un callejón oscuro.

Los funcionarios sorprendieron a dos mujeres africanas en la vía pública en plena disputa con un hombre. Una de ellas esgrimía en la mano a modo de arma el cuello de una botella rota de vodka.

Las prostitutas, de nacionalidad nigeriana, proferían gritos amenazantes contra el hombre en su idioma. Mientras una de ellas lanzaba botellazos contra la víctima, la otra secundaba su actitud.

La víctima, de 35 años y nacionalidad española, había acertado a pasar andando por la calle Llaüt cuando fue abordado por las meretrices. Antes de que pudiera reaccionar, se le echaron encima y le empezaron a manosear. El hombre, conocedor de las artimañas con las que actúan en la zona para desvalijar a los turistas, apartó de un empujón a las mujeres. Temió que le pudieran arrebatar el dinero que portaba y la cartera.

La reacción de las prostitutas fue de una violencia desmedida. Amenazaron con cortar el cuello del transeúnte con los puntiagudos cristales de la botella rota.

Aparición providencial

La aparición de los agentes del GAP resultó completamente providencial. Los policías se apearon del vehículo y detuvieron a las dos prostitutas antes de que consumaran la agresión. Las dos meretrices fueron arrestadas por un presunto delito de robo con violencia e intimidación.

La calle Llaüt y la calle Pare Bartomeu Salvà, más conocida como la calle del Jamón, son los dos puntos neurálgicos de la acción de estas prostitutas africanas en la Playa de Palma.

Un turista que regresa solo a su hotel, a altas horas de la madrugada, y con evidentes síntomas de embriaguez constituye su víctima favorita. Bajo el reclamo de ofrecer los servicios sexuales, su objetivo prioritario es la cartera, el teléfono móvil y todos los objetos de valor que pueda llevar el viandante.

Cuando la víctima se resiste abiertamente a que le toqueteen para que no le roben, las meretrices africanas no dudan en emplear la violencia contra él.