La catana con la que Andrés R.G. mató a Catalina Frontera sigue sin aparecer. Los buzos de la Guardia Civil rastrearon ayer de nuevo el fondo marino en el punto del Port d´Alcúdia donde el asesino confeso aseguró que había arrojado el arma homicida. Lo hicieron con la ayuda de un detector de metales, pero ni siquiera así consiguieron hallar la espada japonesa. Una prueba que los investigadores consideran importante para apuntalar el caso, pese a las contundentes evidencias ya recabadas contra el acusado.

Los agentes del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) regresaron a las diez de la mañana de ayer al espigón del Pont dels Anglesos, cuyas aguas ya escudriñaron la semana pasada tras la confesión del asesino, quien ayer no fue excarcelado para presenciar la búsqueda. A pesar de que la visibilidad es buena, la zona tiene abundantes praderas de posidonia que impiden ver el fondo.

Los especialistas marcaron con una boya el punto que el acusado señaló como el lugar en el que cayó la catana cuando, tras matar a Catalina Frontera, de 52 años, en la finca de Bunyola donde ambos trabajaban, se dirigió al Port d´Alcúdia para deshacerse de ella. La zona, a unos treinta metros de la costa, volvió a ser inspeccionada minuciosamente. En esta ocasión, los investigadores iban equipados con un detector de metales para tratar de encontrar la pequeña espada japonesa de unos 40 centímetros utilizada por Andrés R.G., de 45 años. Pero, tras dos horas de intensa búsqueda, los buzos desistieron. No hay ni rastro de la catana en el lugar indicado. Al mediodía, los efectivos del GEAS regresaron a tierra y pusieron fin al operativo.

Pese a que el arma homicida sigue sin aparecer, la Guardia Civil cuenta con un rosario de pruebas contundentes contra el sospechoso, ya en prisión preventiva y que incluso confesó que mató a la víctima porque la culpaba de que le hubieran despedido. Los investigadores hallaron en la escena un cuchillo con el que también atacó a la mujer y pisadas y huellas del acusado, que dejó la marca de la suela en la cara de la mujer. Además, en su domicilio encontraron ropas ensangrentadas.