"Habían venido a matarle". El jefe del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional fue muy claro y contundente ayer en el juicio en la Audiencia de Palma contra tres sicarios acusados de intentar matar a un hombre a navajazos en plena calle en la ciudad a mediados de 2011. "Habían venido a liquidar a la víctima. El perjudicado estaba siendo investigado por la Policía por un asunto de drogas, lo que ratificaba que se trataba de un ajuste de cuentas por parte de dos sicarios que vinieron de Barcelona. Luego, se marcharon rápidamente", manifestó el instructor ante el tribunal de la sección primera.

Los tres procesados, dominicanos de entre 29 y 39 años, negaron los hechos y rechazaron estar relacionados con la brutal agresión ocurrida el 13 de mayo de 2011 de madrugada en la calle Aragón de Palma que estuvo a punto de costar la vida a un cubano que en aquellas fechas contaba 37 años. El hombre sufrió cuatro cuchilladas en la espalda, axila y un costado cuando se disponía a entrar en su domicilio, junto con su mujer y su hija, un bebé de dos meses. Según la fiscalía, si no hubiera sido atendido con urgencia, habría muerto. Ayer no compareció en la vista oral, ya que el perjudicado se encuentra preso en Cuba por un atropello mortal en ese país. Su esposa tampoco se presentó en juicio, pese a recibir la citación hace unas semanas.

Por su parte, los tres acusados, dos de ellos encarcelados, se enfrentan a una petición de pena de 29 años de prisión por un delito de homicidio en grado de tentativa. El principal imputado, además, debe responder de falsedad documental y tenencia ilícita de armas, ya que la Policía Nacional encontró en su domicilio en Barcelona una cédula de ciudadanía de Ecuador que había sido manipulada y una pistola oculta en el buzón. El sospechoso, para quien la fiscal reclama 13 años de cárcel, se desvinculó del arma de fuego y del documento falso: "No tienen nada que ver conmigo". Los tres presuntos sicarios se negaron a responder a las preguntas del ministerio público. Solo respondieron a sus respectivos abogados y fue para negar los cargos.

Uno de los testimonios de más peso fue el del jefe de Homicidios de la Policía Nacional. El investigador recordó que los hechos ocurrieron cuando la víctima iba a entrar en el portal de casa con su familia. "Había salido de un locutorio con su mujer y una niña y los sospechosos le rodearon", recordó el agente.

´Ataque fulminante´

"Fueron a por él. Solo le dijeron ´abre el portal´ y le acometieron. Fue un ataque fulminante", confirmó el policía. "Los tres sospechosos participaron en la agresión", prosiguió el instructor.

Los navajazos en plena calle Aragón tuvieron lugar a las doce y cuarto de la noche del 13 de mayo de 2011. Cuando las primeras patrullas llegaron al lugar, encontraron a la víctima tendida en el suelo. "El herido estaba consciente. Le dijo a un policía local que conocía a uno de los agresores", declaró ayer un agente.

El afectado fue trasladado al hospital donde fue intervenido quirúrgicamente. Las cuchilladas pudieron haberle causado la muerte, según ratificó un forense. El Grupo de Homicidios le tomó declaración en el centro hospitalario. "Tenía allí seis o siete teléfonos móviles. Él no nos decía el móvil de la agresión. No nos decía toda la verdad. Primero indicó que era un robo, pero no nos cuadraba. Luego, comprobamos que se le estaba investigando por drogas, lo que ratificaba que era un ajuste de cuentas por parte de dos sicarios. Habían venido a matarle. Llegaron el día anterior a la isla en barco", destacó el instructor.

Las pesquisas pronto dieron sus frutos y, a los pocos días, dos acusados fueron localizados y detenidos en Barcelona y el otro, en Vigo. Según un agente, los dos sospechosos trataron de huir en la capital catalana al verse sorprendidos y uno de ellos se resistió.

Una vez identificados, la víctima y su mujer reconocieron a los tres sin dudar, según el jefe de Homicidios. El principal acusado "escondió una pistola en su buzón y se les encontró en casa un kit de sicario", concluyó el inspector.

Este imputado dijo que no sabía nada del arma y que no usaba el buzón porque no le mandaban cartas y tampoco tenía llave. El hombre admitió que en mayo de 2011 viajó de Barcelona a Palma invitado por un amigo de la infancia, que luego se echó atrás y no le quiso pagar la estancia, lo que derivó en una discusión.