Tuvo una muerte agónica. María Luisa P.C., la mujer de 59 años que falleció presuntamente a manos de su hijo, de 18, el jueves de la semana pasada en el domicilio familiar en la calle Rosselló i Caçador de Palma, sufrió una brutal paliza momentos antes de perecer. La segunda autopsia practicada el miércoles ha aportado nuevos detalles sobre el crimen por el que fueron detenidos el marido y el hijo de la víctima, ambos acusados de un delito de homicidio y de malos tratos. La Policía Nacional prosigue con las pesquisas y trata de corroborar los nuevos datos obtenidos.

La perjudicada murió tras sufrir un severo traumatismo craneoencefálico que le produjo una gran hemorragia de sangre (shock hipovolémico) y después de que la estrangularan. Los forenses detectaron que tenía más de la mitad del cráneo roto al ser golpeada de forma sucesiva con una mancuerna de tres kilos y también apreciaron un surco en el cuello que evidenciaba un estrangulamiento. Los agentes del Grupo de Homicidios de la Policía, encargados del caso, intervinieron en la vivienda las armas del crimen: una pesa plastificada y un cable eléctrico. Los dos objetos estaban manchados de sangre. Según las primeras pesquisas, tanto la mancuerna como el cable son compatibles con las gravísimas lesiones que presentaba la mujer.

Los investigadores sospechan que el hijo de la fallecida, Antonio L.P., en prisión desde el sábado por el homicidio, fue quien cogió la pesa y empezó a golpear con ella el rostro y la parte posterior de la cabeza de su madre cuando esta se hallaba en el recibidor de casa en pijama a primeras horas de la mañana del jueves 28 de febrero. Luego, aprovechando que se encontraba moribunda, presuntamente utilizó el cable para estrangularla y acabar con su vida.

La Policía cree que el marido, Antonio L.M., de 79 años, se percató del ataque a su esposa y supuestamente ayudó a su hijo a modificar la escena del crimen, lavar la mancuerna y ocultar el cable al fondo de un armario. El cabeza de familia quedó libre el sábado por la noche por orden judicial tras pagar una fianza de 6.000 euros.

El hombre supuestamente escuchó los golpes y los gritos de su mujer, pese a que él lo ha negado. María Luisa P.C., que venía padeciendo humillaciones y malos tratos en el ámbito familiar desde hacía años presuntamente a manos de su hijo y, en menor medida, de su esposo, sufrió una tremenda paliza poco antes de morir. Nunca denunció los hechos. Los facultativos que examinaron su cadáver apreciaron múltiples hematomas en las cuatro extremidades, arañazos en el cuello y un brutal impacto en la boca con varios dientes astillados. Este último golpe supuestamente se lo propinaron con la mancuerna en la cara.

Además, los forenses detectaron una herida en la ceja, un hematoma en el ojo, erosiones en el rostro y la frente, así como múltiples lesiones en la cabeza. En la parte posterior del cráneo, la piel estaba completamente levantada, con una extensa fractura, lo que hizo que la víctima perdiera sangre en abundancia. Los investigadores también recogieron muestras en los dedos y las uñas de la fallecida que serán analizadas en un laboratorio. La mujer trató de defenderse de la tremenda agresión. La Policía no descarta que también fuera atacada con otros objetos contundentes.