¿Cómo aproximarse a un suicida para hacerle desistir en su empeño?¿Cómo distinguir a un psicótico de un psicópata?¿Se delinque bajo una depresión aguda? A todas estas preguntas trata de responder el curso organizado por el Sindicato Unificado de Policía (SUP) de Balears, dirigido tanto a Policías como a vigilantes de seguridad privada, para solventar los problemas que puede generar enfrentarse a una persona con sus facultades mentales alteradas.

"Al tratar a un suicida, lo prioritario es bajar los factores que le puedan estresar. Que alguien lo haya intentado más veces es un factor de riesgo par que lo repita más en serio", explica Rafael López Fonseca; funcionario del Cuerpo Nacional de Policía, licenciado en Criminología, máster en Justicia Penal y ponente en las jornadas.

El suicidio se ha convertido en la primera causa de muerte no natural en España. En los últimos años ha superado con creces la sangría de los accidentes de tráfico. La crisis no ha hecho sino disparar exponencialmente el número de suicidas. Los policías y vigilantes de seguridad tienen, por tanto, más posibilidades de tratar con alguien que quiere acabar con su vida.

"¿Qué siente el psicótico cuando nos aproximamos?", pregunta Fonseca a la concurrencia. "Oye voces, mandatos que le dicen lo que tiene que hacer". El ponente propone una serie de técnicas para no acrecentar los síntomas de un enfermo mental. "Hay que hacerle saber que estamos para ayudarle y no vamos a agredirle. Para eso no hay que invadir su espacio".

Por el contrario, el psicópata distingue perfectamente el bien del mal, lo correcto de lo incorrecto y es responsable de sus actos. Su patología le hace despreciar a los demás y se caracteriza por su carácter egocéntrico. En torno al 1% de la población tiene rasgos de psicopatía.

Otro de los aspectos que se trata en el curso son los delitos que se cometen en un estado agudo de depresión. "Puede parecer que alguien deprimido no delinque, pero sí. El homicidio por compasión o la madre deprimida que no cuida al bebé", subraya.

Asimismo, la relación entre el consumo de sustancias estupefacientes y los trastornos mentales se incluye también en el temario. "Al contrario de lo que la gente puede pensar, el consumo de cannabis puede producir brotes psicóticos", abunda.

López Fonseca resalta el trastorno delirante como la patología "más peligrosa" a la que se puede enfrentar un policía o un vigilante. "El individuo que la sufre hace vida normal y puede pasarse años desarrollando ese delirio", explica.

De hecho, el ponente considera que Anders Breivik, el asesino múltiple de Noruega, podría encajar con este perfil. "De tener una patología mental sería un trastorno delirante. Durante años tuvo una preparación minuciosa de los crímenes. Es compatible".