Un informe del ministerio de Fomento achaca el accidente de un crucero a deficiencias en el puerto de Palma. El siniestro, en el que un pasajero de 80 años cayó al mar con la pasarela que llevaba a la Estación Marítima en 2009, se debió a que los norays a los que estaba amarrado cedieron en mitad de un vendaval porque no estaban preparados para soportar la carga de un buque de grandes dimensiones. La Autoritat Portuària no tuvo en cuenta el temporal ni las características del barco y el muelle a la ahora de asignarle el lugar de atraque. El informe revela además que los prácticos no respondieron a las llamadas de auxilio durante más de un cuarto de hora, que ningún operario estaba pendiente del manejo de la pasarela y que el puerto de Palma no contaba con un plan de autoprotección adecuado.

El accidente ocurrió poco antes de las dos y media de la tarde del 5 de marzo de 2009, durante la primera escala en Palma del crucero MSC Fantasía con casi 4.000 pasajeros y 1.300 tripulantes a bordo, tal y como recoge el informe técnico de la Comisión de Investigación de Accidentes Marítimos del ministerio de Fomento. El buque, de 333 metros de eslora, estaba atracado en el muelle de Poniente Sur cuando una racha de viento de 33 nudos –61 kilómetros por hora– separó la proa del muelle y tensó los cabos de amarre. Tres de los cuatro norays a los que estaban sujetos no soportaron la carga y fueron arrancados de cuajo. El crucero siguió alejándose de tierra y las cuatro pasarelas que lo conectaban con la Estación Marítima acabaron cayendo al agua.

En una de ellas se encontraba un pasajero egipcio de 80 años que sufrió un traumatismo craneal al recibir un golpe cuando la pasarela por la que caminaba cedió y acabó en el mar. Cuatro tripulantes del crucero se lanzaron a rescatarlo, tras lo que el hombre fue hospitalizado en estado grave en una clínica de Palma, mientras sus rescatadores tuvieron que ser atendidos por hipotermia. El crucero quedó a la deriva durante casi media hora hasta que fue remolcado por Salvamento Marítimo y atracó de nuevo en el Dique del Oeste.

Decisión errónea

Los técnicos achacan el siniestro a deficiencias en las instalaciones del puerto y a decisiones erróneas de la Autoridad Portuaria y la Capitanía Marítima. Según el informe, el primer fallo fue el lugar escogido para atracar el crucero el día anterior al siniestro. Los norays del muelle de Poniente Sur no tenían capacidad para soportar la carga mínima estipulada para barcos tan pesados como el MSC Fantasía. Aunque ya habían sido utilizados para el atraque de otros buques similares, en esa ocasión se dieron una condiciones especialmente adversas. "La Autoritat Portuària realizó la asignación de atraque sin valorar adecuadamente las características del buque y del muelle, en relación con el aviso de temporal", concluye el informe. Tampoco la Capitanía Marítima fijó debidamente los criterios de seguridad para determinar los puntos amarre durante el vendaval que azotaba la isla en aquellos días.

El informe critica también que la pasarela móvil se mantuvo instalada sin que hubiera ningún operario pendiente de su manejo y afirma que el manual de instrucciones desaconsejaba su uso cuando hiciera mal tiempo. Además, cuestiona que no tuviera ningún mecanismo para desconectarla en caso de emergencia.

La comisión desvela asimismo que los prácticos no respondieron durante más de quince minutos a las llamadas de auxilio que se realizaron desde el buque cuando este quedó a la deriva tras la rotura de la amarres y asegura que no consta que el Centro de Control de Emergencias del puerto contactara con el crucero tras el accidente.

Los técnicos resaltan además que el puerto de Palma no tenía en aquel entonces un plan de autoprotección inscrito en el registro general, lo que cual "es necesario para facilitar y optimizar la actuación de los servicios de emergencias".

La comisión concluye su informe con una serie de recomendaciones a los prácticos del puerto de Palma, a la Autoridad Portuaria y a la Capitanía Marítima para evitar que se repitan accidentes similares.