La llamada generación ´ni-ni´ se caracteriza por tener mucho morro. Adolescentes que no quieren estudiar ni trabajar y prefieren vivir del cuento el máximo tiempo posible. Un claro ejemplo de este nuevo fenómeno social lo encarna una menor palmesana con más cara que espalda. Pongámonos en situación. La muchacha averigua que la pareja que tiene alquilado un piso a su madre se ha ido de viaje a Tailandia. Ni corta ni perezosa, se hace con unas llaves de la vivienda y se instala allí durante semanas. El problema viene cuando los moradores regresan y descubren que tienen una ´okupa´. La joven no atiende a razones. De ahí no se mueve. Los afectados no tienen más remedio, tras denunciar los hechos, que buscarse otro piso donde instalarse. Además de este perjuicio, las visitas que recibe la menor se van llevando todos los efectos de valor que hay en el inmueble: ordenadores, teléfonos, consolas y hasta una zapatillas ortopédicas. Todo valorado en más de 3.500 euros. La menor ha sido condenada por estos hechos a 100 horas de servicios en beneficio de la comunidad y seis meses de tareas socioeducativas, así como a pagar una indemnización a los afectados.

Coma etílico a los 14

La semana pasada la Policía Local de Palma requirió la intervención de una ambulancia del 061 para atender un caso de coma etílico. En incidente no sería relevante, de no ser porque cuando los agentes llegaron al lugar donde se encontraba la persona inconsciente, se encontraron con que se trataba de un menor de catorce años. Junto a él se encontraba su madre, que se encontraba muy nerviosa ya que el menor no respondía. Los policías abrieron una investigación para averiguar cómo había conseguido el chico la bebida, ya que está prohibido vender alcohol a menores de dieciocho años.

Vuelven las abejas

Llega la primavera, los pajarillos cantan, los árboles se llenan de polen y los bomberos vuelven a tener servicios de retirada de enjambres. El pasado lunes, los Bombers de Palma tuvieron que acudir a dos domicilios, en las calles Joan Miró y Miquel Porcel, donde los industriosos insectos se habían instalado de un día para otro, causando molestias a los vecinos. El caso es que el protocolo de actuación de los bomberos dicta que los enjambres deben ser retirados con cuidado, ya que las abejas están protegidas por su papel fundamental en la polinización. Y los bomberos no encontraban en el parque nuevo de Son Malferit los teléfonos de contacto de los apicultores con los que suelen trabajar.

Un periquito en el cuartel

Otra de animalitos. El pasado viernes, los agentes que atienen las llamadas en la sala del 092 del cuartel de Sant Ferran descubrieron un periquito en el alféizar de una ventana. El pájaro no podía volar y tenía más hambre que Carpanta. Una de las agentes que estaba de turno le dio algo de comer y decidió llevárselo a su casa, ya que la jaula que había en la entrada del cuartel fue retirada hace unos meses.

Un despiste

El pasado miércoles una patrulla de la Policía Local de Palma para un coche y le solicita la documentación al conductor. El resultado fue cuando menos desolador. El último seguro le había caducado en julio de 2008, al igual que la ITV. No creemos que el dueño del vehículo tuviera la jeta de excusarse diciendo que se había despistado, porque el despiste habría durado casi un lustro.