–Usted es también jefe de la Unitat Nocturna ¿Cuáles son las principales incidencias a las que se enfrentan en esta unidad?

–La Unitat Nocturna es una Policía completa pero en pequeño, en la que se dan todas las casuísticas que se pueden dar de día. Sobre todo en verano se da una especial incidencia en quejas sobre ruidos, molestias, tanto de particulares como de locales y problemas de botellón. También se dan conflictos de convivencia, como peleas en zonas de ocio o casos de violencia doméstica. Y accidentes de tráfico, que además suelen ser más graves, porque de noche las velocidades suelen ser más elevadas... Hay un poco de todo.

–Es una franja complicada.

–En 2011, del total de detenidos por la Policía Local de Palma, que fueron 1.970, 1.024 fueron en turno de noche. Eso es un 52%. Tenemos que en un tercio del horario de una jornada se concentra más de la mitad de las detenciones. La Unitat Nocturna, en ese sentido, está plenamente integrada en la nueva Divisió de Seguretat Ciutadana. Aunque intervenimos en todo tipo de incidencias, nuestro papel en la seguridad ciudadana es muy importante.

–¿Resulta muy diferente el servicio respecto al de día?

–Sí, es muy diferente. De noche las actuaciones policiales son más directas. De entrada no tenemos el inconveniente del tráfico que de día te puede impedir llegar rápidamente a un suceso. De noche se llega más deprisa. Y de noche las llamadas a la Policía suelen ser más graves. Hay de todo, pero cuando alguien llama a la Policía a las tres de la madrugada suele ser por un motivo más grave del que puede llamar al mediodía. Tenemos una carga de trabajo elevada. La media de servicios que asume una patrulla por turno suele ser de diez u once, y suelen servicios más reactivos. No hay tantos trabajos administrativos o de gestión. De noche nos centramos más en atender las llamadas al 112 o al 092.

–¿Y la ciudad es muy diferente por la noche?

–La ciudad es muy distinta. Palma no es una ciudad de vida nocturna. Tiene cierta animación, pero es sobre todo en verano y fines de semana. En invierno y de lunes a jueves la ciudad duerme.

–¿Cuales son las peores situaciones a las que se ha enfrentado como jefe de la Nocturna?

–Bueno, llevo poco. Pero lo peor han sido dos situaciones. Una fue la muerte de Efosa Okosun, en Son Gotleu, que desencadenó los primeros disturbios durante la noche. Yo estaba de patrulla cerca y acudí en primera instancia. Desde el primer momento estuvimos colaborando con el Cuerpo Nacional de Policía. Tuvimos que pedir refuerzos y fue una noche muy complicada.

–¿Tuvieron en algún momento la sensación de que la situación se les iba de las manos?

–No. Nuestra labor durante las primeras horas fue proteger la escena, a la espera de que la autoridad judicial autorizara el levantamiento del cadáver porque hubo intentos de sus compatriotas de llevarse el cuerpo. Y luego, después del levantamiento, logramos detener a tres autores de los actos vandálicos que se produjeron durante la noche. No hubo ningún herido, ni entre los policías ni entre los manifestantes, aunque sí hubo muchos desperfectos materiales. Pero bueno, la situación, aunque dentro de un contexto de conflicto elevado, no se nos fue de las manos.

–¿Y el segundo caso al que se refería?

–Un momento muy duro fue la muerte de un bebé de tres meses, que sucedió a principios de año. Sufrió una muerte súbita. Fueron varias patrullas nuestras en primera instancia e iniciaron los intentos de reanimación cardiopulmonar, a los que se sumó luego una ambulancia medicalizada. Pero lamentablemente el pequeño murió a las pocas horas en el hospital. Y esos 25 minutos con los familiares allí fueron muy duros para todos.