­Siempre quiso ser policía, aunque la oposición de su familia le hizo perder ese tren. Derivó entonces hacia la investigación privada y se convirtió en el primer detective de Palma. Corría el año 1971. Jaime Cabanach mantuvo abierto su despacho hasta principios de los noventa, por lo que fue testigo de la evolución de la profesión, desde los últimos años de la dictadura y la transición. El decano de los detectives privados de Mallorca falleció en Palma en la madrugada de ayer.

Jaime Cabanach Orpella nació en Sabadell en 1933. Su familia poseía una industria textil en la ciudad, por lo que se opusieron frontalmente a su vocación de policía. Trabajó en el negocio familiar, pero a finales de los años sesenta comenzó a interesarse por la investigación privada y realizó varios cursillos. Había superado la edad para entrar en la Policía Nacional, por lo que empezó a trabajar en agencias de detectives de Barcelona . Llegó a convertirse en guardaespaldas de algunas celebridades de la época, como Ladislao Kubala.

Las actividades de los detectives privados no estaban reguladas, y estos profesionales se movían en el filo, mal vistos por los responsables policiales, que les veían como unos intrusos. En 1971, tras unos trabajos en Eivissa, se instaló en Palma. Abrió su despacho en la calle Berenguer de Tornamira y se convirtió en el primer detective privado de la ciudad. Previamente había tenido que vencer las resistencias del gobernador civil, muy renuente a darle el permiso. Pensaba que un investigador privado iba a causar muchos problemas en aquella ciudad provinciana, poco amiga de los escándalos.

Empezó haciendo los seguimientos en un 600, con unos prismáticos y una vieja cámara fotográfica, y con la única ayuda de una secretaria y un par de auxiliares. Durante las décadas siguientes mantuvo una intensa actividad, que le granjeó el respeto de policías y guardias civiles. Entre sus éxitos, el caso de "Pepín el Pelirrojo", un perturbado que se había dedicado a enviar cartas amenazantes en nombre de ETA al entonces alcalde de Sant Francesc Xavier de Formentera. O el asunto de los croupiers, un grupo de profesionales del Casino que en los años 80 organizaban partidas clandestinas en un bar de Son Armadams, donde les sorprendieron in fraganti.

Introdujo también en Mallorca la figura de "detective de hotel", convirtiéndose en encargado de seguridad de las cadenas hoteleras en pleno "boom" turístico. Y en medio de todo aquello, numerosos de casos de infidelidades matrimoniales.

Su calidad profesional fue reconocida con las máximas distinciones policiales. Fue fundador de la Asociación Nacional de Detectives Privados. Se retiró en los años 90, cuando dejó el testigo a su hijo Juan Carlos, que ha convertido el Grupo Cabanach en una de las principales empresas de seguridad de Balears.

Jaime Cabanach Orpella. Nacido en 1933 en Sabadell, falleció ayer en Palma. Su funeral se celebra hoy a las siete de la tarde en la iglesia de Santa Creu de Palma.