"Estaba en la cama, aunque todavía no dormía, y de repente noté que toda la casa se movía. Pensé que se había caído alguna viga y desperté a mi marido. Luego salimos a la calle y allí coincidimos con varios vecinos, que habían notado también el temblor". Como Francisca, vecina de Sant Joan, fueron numerosas las personas que notaron el terremoto que 2,1 grados que sacudió en la madrugada de ayer la comarca del Pla. El temblor, muy ligero según las escalas del Instituto Geográfico Nacional (IGN), no provocó daños ni causó alarma, pero fue profusamente comentado entre los residentes en la zona.

Según los registros de la Red Sísmica del IGN, el temblor, de una magnitud de 2,1, se registró a la 1:04 de la madrugada y tuvo su epicentro en el interior del triángulo comprendido entre Sineu, Petra y Sant Joan, a aproximadamente un kilómetro de la última localidad, y a unos cinco kilómetros de profundidad. Precisamente el hecho de que estuviera tan cerca de la superficie hizo que, aun siendo tan suave, mucha gente lo notara. Sin embargo, no hay constancia de que provocara ningún daño y el 112 solo registró en ese momento tres llamadas de personas sobresaltadas.

Muy comentado

El temblor fue ayer tema de conversación en las tertulias de los pueblos más afectados. Jordi Nicolau, dueño del bar Can Baleto de Vilafranca, recordó: "Sobre la una y cinco noté como las paredes y cristales temblaron, como si hubiese pasado un camión bien cargado o se hubiese producido un trueno. Bajé al bar por si alguien había entrado en ese momento, pero no había nadie. Esta mañana en el pueblo se ha comentado mucho lo sucedido".

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