El varón de 47 años y origen búlgaro que falleció el jueves tras rociar su cuerpo con gasolina y prenderse fuego a lo bonzo en Almería estaba en búsqueda y captura por parte de la Policía, ya que había quebrantado una orden de alejamiento tras ser condenado por un caso de violencia de género. Fuentes del Gobierno andaluz concretaron que el hombre había sido condenado a seis meses de prisión por un delito de malos tratos hacía su pareja sentimental, sentido en el que también se le interpuso una orden de alejamiento de dos años en los que tenía prohibido cualquier tipo de contacto con la víctima. No obstante, tras haber cumplido condena en el centro penitenciario, acudió la semana pasada al domicilio donde residía su víctima con la intención de agredirla y llegó a tener un encuentro con esta.