Agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Inca y otros desplazados desde Palma abrieron anoche una investigación para aclarar las circunstancias de la muerte de un hombre de mediana edad hallado ayer en una zona boscosa próxima al punto kilómetrico 26 de la vieja carretera de Palma a Sineu, junto a un camino que une la vía referida con el término municipal de Lloret de Vistalegre.

El cadáver estaba tras unos arbustos, tumbado bocabajo, semidesnudo, cubierto con una manta y amordazado con una cinta adhesiva que le cubría toda la cara. El cuerpo, que pertenecía a un varón de unos 40 o 50 años de edad, se encontraba en mal estado por el efecto de las altas temperaturas que han azotado la isla durante las últimas jornada, por lo que se piensa que podría llevar unos dos días fallecido. De hecho, un testigo se había fijado ya el domingo en la manta que lo cubría.

Los efectivos de la Policía Judicial, equipados con monos blancos y mascarillas, llevaron a cabo una minuciosa inspección ocular, recogieron numerosas muestras y llevaron a cabo un exaustivo reportaje fotográfico. Para facilitar su trabajo, y dado que el hallazgo se produjo caída ya la noche, se instaló en el lugar un potente foco.

Hasta el lugar de los hechos se desplazó también una comisión judicial, encabezada por la titular del juzgado de guardia, así como un médico forense, que examinó el cadáver, y se movilizaron también efectivos del grupo de homicidios del Cuerpo Nacional de Policía.

Los principales esfuerzos de los investigadores se centranban en tratar de identificar al fallecido mediante sus huellas dactilares, pero se sospecha que podría trtarse de un hombre que llevaba desapareceido en torno a una semana.

Una mujer denunció la desaparición de su compañero sentimental hace cinco días de su domicilio del Polígono de Levante. El hombre, de 52 años de edad, padecía diabetes y precisaba medicación diaria. Al parecer, no se llevó consigo estos medicamentos.

La última vez que fue visto este hombre, llamado José Alameda y cuya correspondencia con el cadáver hallado ayer era solo una de las hipótesis de la investigación, fue el pasado jueves 11 de agosto. Sobre las siete de la tarde, Elizabet salió de casa para ir a casa de su madre. "La desaparición ocurrió entre las ocho y las seis de la mañana", aseguró la pareja del desaparecido.

Sobre las nueve de la noche, Elisabet intentó sin éxito abrir la puerta del domicilio. "La llave no entraba", indica. A las siete de la mañana, volvió a intentarlo en compañía de su madre.

"Entraron en mi casa, estaba todo revuelto y habían abierto la caja fuerte. Los perros estaban encerrados, algo que no él no hacía nunca", señala Elisabeth. Además de la medicación, José Alameda tampoco cogió ropa ni calzado.

Al cadáver, que ayer no había sido aún identificado, se le practicará hoy la autopsia por parte de dos facultativos forenses que deberá arrojar más luz sobre el suceso, aunque no hay dudas de que se trata de una muerte violenta.

Una de la hipótesis con la que trabajan los investigadores es que la muerte no se produjo en el esenario en el que fue hallado el cuerpo, sino en otro lugar, y que lo trasladaron por carretera hasta el camino próximo a la zona boscosa. Una vez allí, podrían haber acercado el vehículo hasta los matorrales y arrojado el cadáver.

Al filo de la medianoche, los operarios de la funeraría se llevaron el cuerpo. Agentes uniformados de la Guardia Civil delimitaron el perímetro y establecieron una zona de seguridad, mientras vigilaban la circulación.

Una patrulla de la Benemérita iba a pasar allí la noche para evitar que alguien pudiera distorsionar el lugar del hallazgo.