­Los pasajeros de un avión de la compañía suiza Swiss Air fueron desalojados en Son Sant Joan cuando pretendían embarcar con destino a Zúrich por una supuesta amenaza de bomba . La central de la línea aérea helvética se puso en contacto con el aeropuerto palmesano después de recibir una llamada desde Berlín. Los responsables alemanes alertaron a los suizos del interlocutor anónimo que les comunicó que había colocado un artefacto explosivo en la aeronave.

La alerta hacía mención al vuelo LX2151 de Swiss Air que tenía previsto despegar de Palma con destino a Zúrich a las 17.35 horas. La llamada se recibió cuando el avión estaba aún en vuelo y se desplazaba hacia la capital balear.

Pese a que los expertos no dieron mucha credibilidad al aviso, activaron igualmente el protocolo previsto para este tipo de casos. En primera instancia, los pasajeros fueron trasladados de la puerta de embarque 50.

Al recibir información desde dos cauces distintos —Alemania y Suiza— provocó una mayor confusión. No obstante, en el aeropuerto palmesano actuaron de acuerdo con lo establecido para este tipo de ocasiones.

Numerosos efectivos de la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía se movilizaron hasta Son Sant Joan. Todos los movimientos los efectuaron en estrecha coordinación con los servicios de seguridad del aeropuerto palmesano. También se activaron los bomberos del aeródromo y se desplazaron varias ambulancias de los servicios sanitarios como medida preventiva.

Protocolo de actuación

La comprobación se ralentizó sobremanera. El protocolo de actuación ante este tipo de incidentes contempla que hay que vaciar todo el avión, tanto de personas como de equipajes, con suma cautela. Todas las maletas son comprobadas minuciosamente hasta que concluyen que no existe ningún objeto que suscite una alarma real.

En torno a dos horas y media después de la señalada para el despegue, sobre las siete y diez de la tarde, los distintos Cuerpos de Seguridad del Estado consideraron que no existía el menor riesgo y dieron vía libre para que los pasajeros volvieran a embarcar en el avión de la compañía helvética.

Aunque el embarque de personas y maletas se hizo con celeridad después de haber recibido el visto bueno, el retraso acumulado provocó que el despegue se demorara hasta tres horas después de la señalada. Sobre las 20.55, el avión partió hacia Zúrich.