Francisco Javier Gual tiene un pulmón perforado, una costilla seccionada y la sensación de estar vivo "de milagro". Son las secuelas de la puñalada que recibió el domingo tras durante una discusión de tráfico con un vecino, con su pareja y su hijo de 17 meses como testigos, en la barriada palmesana de es Rafal.

"Vino a por mí. Noté un pinchazo en el corazón y pensé que iba a morir. Hasta me despedí de mi mujer", cuenta con un hilo de voz el que fue en 1997 campeón de España de boxeo en el peso pluma, que tiene ahora 37 años, desde una cama de Son Espases, donde seguirá ingresado "al menos una semana". Su mujer, Manoli, tiene miedo de volver a cruzarse con el agresor, que fue detenido poco después de los hechos, si este queda en libertad.

"Nunca habíamos tenido problemas con él, casi ni le conocíamos. ¿Quién me asegura que no volverá a hacer lo mismo?", se pregunta la mujer, dispuesta a pedir una orden de alejamiento.

Francisco, Manoli y su hijo volvían a casa el domingo, poco después de las dos de la tarde, tras una excursión. Cuando entraban con su coche en el aparcamiento comunitario, en la calle Cirerer, estuvieron a punto de chocar contra otro vehículo. Fue el punto de partida de una discusión que iba a llevar a uno de los implicados al hospital y al otro a los calabozos.

"Los dos salieron del coche y empezaron a discutir", cuenta Manoli, mientras su marido, casi incapaz de hablar, asiente con la cabeza. "Cuando comenzaron a gritarse yo les pedí que se callaran, porque llevaba a mi hijo dormido en los brazos. Cogí a Francisco y tiré de él para llevármelo y poner fin a la pelea", explica.

"Si no se agacha, lo mata"

El otro conductor era un vecino de la zona de 62 años que tiene una plaza en aquel mismo aparcamiento. "Apenas lo conocíamos de vista y nunca habíamos tenido problemas", afirma Manoli, sin llegar a entender por qué aquella discusión banal estuvo a punto de acabar en tragedia. El cruce de palabras se recrudeció y Francisco, según explicó después a la Policía Local, quiso zanjar el asunto apelando a la edad de su oponente. "No quiero discutir con viejos", le espetó. Pero aquellas palabras azuzaron la ira de su rival. "Vi que iba a apuñalarme y me encogí. Entonces sentí un pinchazo en el corazón. Pensé que iba a morirme e incluso me despedí de mi mujer", recuerda la víctima, mientras intenta, en vano, tragar algo de comida. "Si no se agacha, lo mata", apostilla su mujer.

No tardaron en llegar al aparcamiento varias patrullas de la Policía Local y una ambulancia del 061. El médico vio que la cuchillada tenía mala pinta y temía que hubiera llegado al corazón, por lo que decidió trasladar a Francisco con urgencia a Son Espases. Mientras tanto, los agentes trataban de localizar al agresor. La sala del 092 comenzó a buscar en la base de datos con la matrícula del coche como punto de partida, pero fue una vecina la que permitió localizarlo. La mujer indicó a los policías que el hombre había entrado en su casa. Cuando llamaron a su puerta, el sospechoso les confesó que había mantenido una fuerte discusión con un vecino tras estar a punto de chocar con él, durante la cual había sido amenazado, según su versión, y golpeó al otro conductor con unas llaves. Pero aquello no cuadraba con las lesiones que presentaban Francisco Gual y, ante la insistencia de los agentes, el acusado acabó confesando que lo había apuñalado con una pequeña navaja que lleva en el llavero, que les entregó. El hombre, Jesús R.C., fue arrestado y entregado a la Policía Nacional, cuyo grupo de Homicidios asumió las pesquisas.

Francisco y su mujer aseguran que el sospechoso salió armado del coche y que "fue a por él". "Los médicos dicen que lo apuñaló con un cuchillo de matanzas, no con una navaja", sentencia Manoli, que confiesa tener "miedo" a volver a cruzarse con el agresor. "La Policía me ha dicho que lo van a soltar y que estas cosas no suelen ir a más. Pero nos vemos muchos días en el aparcamiento y temo que pueda volver a hacer algo parecido. Voy a pedir a una orden de alejamiento", sentencia.