Los llantos de la pequeña despertaron la alarma entre las mujeres que acertaron a pasar por la calle Manacor. La tía estaba golpeando a su sobrina de dos años y medio en plena calle. Tras retener a la agresora en un bar, fue detenida por malos tratos a la niña.

Los hechos ocurrieron a las dos de la tarde del pasado domingo en la calle Manacor. Al salir de su domicilio, una mujer presenció cómo otra agredía con violencia desmedida a una niña de corta edad. La pequeña no paraba de llorar.

La menor tenía la cara enrojecida de las bofetadas que le había propinado su tía. Además, uno de los golpes le haría roto el labio. La sangre le había manchado la pechera del vestido.

El llanto de la menor también llamó la atención de otra mujer. También presenció cómo la tía golpeaba de forma enérgica a su sobrina. Un puñetazo se lo dio en el pecho. A continuación, sentó a la niña bruscamente en un escalón. La niña no paró de sollozar mientras padecía los malos tratos a manos de su tía.

Las dos testigos se pusieron de acuerdo para poner fin de inmediato a esta exasperante situación. Antes de que pudiera abandonar el lugar, las dos mujeres llevaron a la agresora hasta un bar. Allí la retuvieron y avisaron a la Policía.

Una patrulla de agentes del Cuerpo Nacional de Policía se desplazó en un zeta hasta el bar de la calle Manacor donde había sido requerida su presencia. Los funcionarios encontraron en el establecimiento a las dos testigos, la agresora y a la niña.

Los agentes no tuvieron que esperar demasiado para percatarse de lo sucedido. Los policías se fijaron en que la pequeña tenía la cara enrojecida por las bofetadas. También se percataron de una mancha de sangre que tenía la niña en la pechera. Uno de los golpes le había provocado un corte en el labio.

La presunta autora de la agresión, de 37 años, presentaba un cierto grado de discapacidad psíquica. La tía convivía con la niña y con sus padres. En ocasiones, se encargaba de sacar a la niña y es cuando se producían los episodios de malos tratos. Agentes del Servicio de Atención a la Familia (SAF) de la Policía prosiguen con la investigación.