La mujer acusada de dejar en estado vegetativo a su hijo adoptivo en junio de 2006, cuando el pequeño tenía seis años, tras un agresión en su casa de Llucmajor negó ayer, durante la primera sesión del juicio en la Audiencia Provincial, que agrediera al menor . "Le pedí explicaciones de por qué no había hecho los deberes y no me contestó. Entonces le di un empujón, cayó al suelo y lo vi inconsciente", relató. La mujer, que al igual que su marido está acusada por quince episodios violentos contra su hijo, achacó las numerosas visitas del pequeño a una clínica de Palma con golpes y traumatismos a accidentes y negó haberlo maltratado. "Nunca le golpeé, le gritaba mucho por desobediente. Tenía una estabilidad nula. Era difícil no verle moratones o arañazos", alegó. El padre, al que la fiscalía acusa de conocer las agresiones y no haber hecho nada para evitarlas, aseguró que nunca sospechó nada. "El niño era patosillo. Le veía golpes, pero mi mujer me decía que eran por caídas y yo no tenía por qué dudar".

La madre, Nieves R.P., relató con serenidad su versión de lo ocurrido en el chalé donde vivía la familia, en la urbanización Tolleric de Llucmajor, en la tarde del 6 de junio de 2006, cuando el pequeño Miguel Ángel perdió la consciencia para siempre y quedó en estado vegetativo. "Le metí prisa para que hiciera los deberes, porque en una hora tenía clase de taekwondo. Al ver que no los había hecho, lo llevé al baño y le pedí explicaciones, pero no me contestó. Tengo los recuerdos un poco borrosos. Solo sé que le di un empujón y lo vi inconsciente en el suelo", contó la madre.

La mujer no supo, a preguntas de la fiscalía, explicar cómo aquella caída provocó al menor hematomas en todo el cuerpo. "No puedo explicarlo. No le golpeé en ningún momento. Cuando le empujé se dio con los codos en el marco de la puerta y se golpeó la cabeza contra el suelo", aseguró la mujer. Nieves R.P. solo supo dar respuesta a los arañazos que el menor presentaba en la espalda: "Lo levanté del suelo. Perdí las fuerzas y lo puse contra la pared, que es de gotelé, por lo que se rascó la espalda".

"No quise ocultarlo"

La mujer afirmó que al comprobar que el niño estaba inconsciente intentó reanimarlo. "Lo llevé al cuarto, lo desnudé y lo metí en la bañera", contó la acusada entre lágrimas. "Llamé a mi marido y me dijo que avisara a una ambulancia". La mujer apuntó que avisó a su pareja hacia las seis y media de la tarde, a lo que la fiscal preguntó por qué la primera llamada para solicitar asistencia sanitaria se produjo casi una hora después. "No me pareció tanto tiempo. Que yo recuerde fue enseguida", explicó la acusada. El ministerio público le preguntó también por qué aquel día explicó tanto a su marido como al médico que atendió al niño que este se había caído solo. "Las explicaciones que diera era tiempo que se perdía. [Al doctor] le dejé muy claro que se había golpeado en la cabeza. En ese momento solo pensaba en mi hijo", alegó.

"Tenía muy mala estabilidad"

Respecto a las trece veces que fue atendido el menor entre 2002 y 2006 con diversas lesiones, la madre alegó que todas se debieron a accidentes. Uno de los más graves ocurrió poco después de que la pareja adoptara al niño, de origen rumano, cuando tenía dos años. "Lo encontré subido a la cama para coger un juguete. Me asusté, lo cogí del brazo y cayó de espaldas sobre la barrera. Quedó inconsciente pero lo reanimé. Tenía una fractura en el cráneo y estuvo una semana en la UCI y otra en planta. La madre achacó el resto de visitas a urgencias a golpes accidentales, tanto en el colegio como en casa. "Era difícil no verle moratones o arañazos. Vino muy mal de Rumanía, tenía una estabilidad nula", aseguró la mujer. "No lo corregía físicamente, pero por desgracia le gritaba mucho", afirmó la mujer, que se definió como una mujer "nerviosa" y admitió que tras la muerte de su suegra precisó atención psicólogica. "Me siento culpable de lo que ocurrió", sentenció a preguntas de su abogado.

El padre de Miguel Ángel, José R.M., negó que tuviera conocimiento de los presuntos malos tratos al menor. "Nunca vi agresiones. Los golpes que tenía el niño eran por caídas. Eso me decía mi mujer. Yo no tenía por qué dudar, porque ella siempre me daba una explicación y el niño era un poco torpecillo", aseguró el hombre, quien añadió que llegó a temer que les quitaran la custodia del pequeño por las continuas atenciones médicas por lesiones que necesitaba el menor.

Según el acusado, el día en que el niño quedó inconsciente recibió una llamada de su mujer hacia las seis y cuarto de la tarde. "Me dijo que el niño se había caído al suelo jugando. Fui todo lo rápido que pude y cuando llegué lo vi sobre la cama. Si llevaba golpes, no se los vi. No quise tocarlo ni moverlo", afirmó. "Cuando la Policía me dijo que mi mujer había explicado que todo se debió a un empujón suyo, me sentí muy mal".

José R.M. explicó que cuando el pequeño, ya en estado vegetativo, fue trasladado a Barcelona dejó el trabajo para poder estar con él. Actualmente, se lleva al pequeño cada fin de semana del centro de discapacitados en el que está ingresado y mostró su deseo de poder seguir cuidándolo "todo el tiempo que pueda".