"Uno nunca piensa que esto te puede llegar a ocurrir. Ha sido terrible". Carmen, la moradora cuya casa se incendió ayer de madrugada en el barrio de es Secar de la Real, en Palma, no puede ocultar la tristeza. Con los ojos hinchados y llenos de lágrimas confirma que los daños que ha causado el fuego son cuantiosos: "La casa está toda quemada. Ahora tendremos que empezar de cero. Pero lo peor ha sido el perro. Hemos perdido a ´Glop´. Nadie nos lo podrá devolver. Lo hemos perdido".

El hijo de Carmen, Luis, se encuentra muy afectado. "Gracias al perro estamos vivos. Él nos salvó la vida porque todos dormíamos en casa cuando se produjo el incendio. Él tocó a la puerta y nos despertó. Cuando abrimos la puerta de la habitación todo estaba lleno de humo", explica el joven.

El siniestro, declarado ayer a las dos de la madrugada en un pareado en el número 13 de la calle Maris Stella, se saldó con graves daños materiales, la intoxicación leve de los tres moradores por inhalación de humo y el fallecimiento del pastor alemán de la familia. Los tres residentes, madre e hijo, además de la novia del joven, fueron derivados al hospital de Son Espases, pero poco después recibieron el alta. Su estado de salud era bueno.

Los tres afectados se hallaban ayer por la mañana frente a la casa unifamiliar incendiada. La fachada estaba ennegrecida y dentro todo estaba calcinado. Sus vecinos y amigos acudieron en seguida a prestarles su apoyo y ayuda. La vivienda se hallaba precintada por la Policía y no se podía pasar. "Hemos vuelto a nacer. Hemos tenido mucha suerte", asegura Carmen, la dueña de la casa. Luis, su hijo, recuerda que dormía en una habitación de la parte de atrás con su novia cuando esta se despertó porque el perro estaba rascando la puerta. Al abrir, descubrieron el incendio. "No se podía pasar por la casa. Todo estaba lleno de humo. Nosotros dos saltamos por el patio trasero. Lo pasamos muy mal porque no sabía quién estaba en casa. No sabía si mi hermana estaba dentro y si mi madre había podido salir", relata el joven. Por su parte, su progenitora pudo escapar del fuego gracias a la rápida actuación de los vecinos que colocaron una escalera en el balcón de la casa. Se sospecha que el siniestro pudo ocurrir por un cortocircuito con las luces de Navidad. ´Glop´, el pastor alemán, murió en el incendio pero antes salvó a sus dueños. Una hazaña que no olvidarán.