Agentes de la Guardia Civil arrestaron el lunes por la tarde a Christopher R., alemán de 35 años y considerado uno de los jefes en Mallorca de la banda de moteros Ángeles del Infierno, tras ser interceptado en la carretera de Llucmajor a Campos armado con una pistola, un machete y un puño americano. Aunque el detenido negó en todo momento que las armas le pertenecieran, los investigadores creen que se disponía a llevar a cabo un ajuste de cuentas. El alemán tenía señales de numerosos golpes en la cara y en el cuerpo, como si hubiera recibido una tremenda paliza en los últimos días, y no se descarta que pretendiera vengarse de quienes le agredieron.

Christopher R. circulaba sobre las seis de la tarde del lunes por la carretera que une Llucmajor y Campos al volante de un turismo Mercedes, cuando se encontró con un control de la Guardia Civil.

Los agentes le dieron el alto y procedieron a examinar la documentación del vehículo, que estaba a nombre de una mujer. Fue entonces cuando uno de los agentes se percató de que había algo extraño bajo el asiento del conductor, por lo que decidieron examinarlo y descubrieron que se trataba de una pistola. El arma estaba cargada y en perfectas condiciones de uso. Cuando le preguntaron al alemán si tenía licencia de armas, contestó que la pistola no era suya y que no sabía que estaba ahí.

Los guardias realizaron una inspección más detenida en el interior del coche, y encontraton además un machete de gran tamaño y un puño americano. De nuevo, el hombre negó tener nada que ver con esas armas. Christopher R. fue inmediatamente detenido como presunto autor de un delito de tenencia ilícita de armas.

El sospechoso fue trasladado a las dependencias de la Guardia Civil de Llucmajor, donde fue reseñado antes de que tomarle declaración y conducirle al juzgado de guardia. Los agentes descubrieron entonces que el hombre está considerado uno de los principales jefes de la banda de motoristas Ángeles del Infierno en Mallorca, donde reside desde hace tiempo.

En sus declaraciones en el cuartel de la Guardia Civil el detenido negó de nuevo tener nada que ver con las armas. Explicó que el coche que conducía no era suyo, sino de una amiga, y que no sabía que llevaba las armas en el interior. Los investigadores comprobaron que el Mercedes estaba a nombre de una mujer, que al parecer forma parte también de la misma banda.

El detenido tenía numerosas señales de golpes en la cara y el cuerpo, como si hubiera recibido recientemente una tremenda paliza, pero no quiso explicar a los guardias qué le había pasado. Los investigadores sospechan que el hombre se disponía a vengarse de quien le había agredido. Christopher R. pasó ayer a disposición judicial.