Sebastián B.P., el interno de la cárcel de Palma que cumplió ayer su cuadragésimo séptimo día en huelga de hambre, ha manifestado su intención de mantener su protesta, aunque los médicos le han advertido de que algunos de sus órganos están en un punto de "no retorno". Fuentes cercanas al preso explicaron que protesta por malos tratos en la cárcel, con amenazas de traslado y partes injustificados para mantenerle sin beneficios penitenciarios. Mientras tanto, Manuel Avilés, director de la prisión ha escrito, en una de sus habituales cartas a los internos, que "solo a través de los cauces legales se pueden conseguir objetivos legales".

Sebastián B.P., de unos 40 años y condenado por estafa, lleva desde el pasado 26 de julio sin ingerir alimentos sólidos, según sus familiares, en protesta por el mal trato que estaría sufriendo en la prisión. Su situación ha empeorado tanto en los últimos días que el pasado miércoles tuvo que ser trasladado al hospital de Son Dureta, donde permanece en una habitación con vigilancia policial.

Ayer mismo, el preso explicó a sus allegados que los médicos le han explicado que tiene algunos de sus órganos en un punto sin retorno y que sería conveniente la alimentación asistida. Sebastián B.P. se mostró dispuesto a mantener su protesta.

Aunque no ha querido entrar a discutir sobre el caso de Sebastián B.P., el director de la prisión, Manuel Avilés, ha hecho pública una carta dirigida "a los internos y sus familiares", y ha expuesto copias en los tablones de la entrada y los módulos, sobre los medios de que disponen los presos para conseguir determinadas pretensiones.

"Algunos internos –en la búsqueda de lo que creen que es su derecho y generalmente equivocados– pretenden hacer más fuerza usando métodos espurios (...) que solo perjudican a quien los usan", refiere la carta. Avilés recuerda que todas los decisiones en la vida penitenciaria, como permisos y libertades condicionales, son colegiadas, que no se dejan influir por autolesiones, huelgas o tentativas de suicidio.