No llevan pistola ni esposas, pero son los 16 policías más fieles, obedientes y efectivos de la Jefatura de Palma. Son infalibles en las distancias cortas y con el olfato y el instinto como únicas armas pueden echar por tierra los planes de narcotraficantes y terroristas, localizar supervivientes bajo los escombros de un edificio o descubrir si un incendio ha sido intencionado. Los nueve agentes de la Unidad Canina trabajan durante años con ellos para adiestrarlos en una sola faceta y sacar el mejor partido a sus innatas facultades.

La Brigada de Seguridad Ciudadana de la Jefatura de Palma cuenta desde el año 2005 con un equipo de 16 perros –entre los que hay pastores alemanes, labradores, bretones, pachones y cockers– y nueve policías dedicados en exclusiva a su entrenamiento. "Cada uno de ellos tiene unas cualidades que hay que descubrir desde el principio y potenciar", explica Sebastián, uno de los guías caninos. Convertir un perro en un sabueso no es tarea fácil y el proceso se prolonga durante varios meses. "No vale cualquier animal. Son adquiridos cuando tienen un año y han superado ya el proceso de socialización. Muchos provienen de donaciones de sociedades protectoras que nos avisan cuando tienen un perro que parece interesante o se compran a criadores de países del Este, como Hungría. Desde entonces, se tarda unos dos años en conseguir que sean operativos al cien por cien", afirma el agente.

w Muy especializados. Cada uno de los canes es experto en un solo cometido. "Para detectar drogas se utilizan mucho los perros de caza, porque tienen que utilizar mucho el instinto. En cambio, para descubrir explosivos se necesita un animal mucho más sosegado", cuenta uno de los policías mientras Gina, una enorme hembra de pastor alemán que está a su cargo, rastrea los coches aparcados frente a la Jefatura en busca de bombas. El adiestramiento de estos animales empieza por enseñarles unas pautas de obediencia básica para que sigan las instrucciones del policía que los dirige. "Cada perro tiene un solo guía, que es el que se encarga de instruirlo y manejarlo siempre durante los ocho o nueve años que están operativos. Acabas teniendo un vínculo muy estrecho con el animal", explican los agentes.

Tras esta primera etapa, los animales se especializan y aprenden a rascar cuando detectan drogas y a sentarse o tumbarse cuando descubren bombas. La Policía de Palma cuenta en la actualidad con nueve perros expertos en encontrar explosivos y otros cinco en localizar estupefacientes. Las últimas incorporaciones, Doki y Daxo, llevan solo unos meses en la Unidad y están siendo formados para rescates de atrapados bajo escombros. Un ladrido significará que hay vida bajo los cascotes.

w Armas de tranquilidad. Los perros policías de Palma tuvieron el verano pasado una auténtica prueba de fuego. Tras el atentado terrorista de Palmanova, se multiplicaron las alarmas por paquetes sospechosos en las calles de la ciudad. En todos los casos, la Unidad Canina jugó un destacado papel para descartar la presencia de bombas. "Cuando el perro te marca un negativo, trabajas mucho más tranquilo", señala el comisario de la Brigada de Seguridad Ciudadana, Alfonso Jiménez. "Aunque tienes que marcarles un ámbito limitado de actuación, un territorio en el que rastrear, son muy buenos policías y su fiabilidad es altísima", señala este oficial, que recuerda como uno de los perros descubrió 50.000 euros en el calcetín de un narco por el olor que desprendían los restos de droga que había en los billetes.

Los efectivos de la Unidad Canina llevan a cabo controles rutinarios y preventivos en lugares como el aeropuerto, pero actúan también a requerimiento de otros grupos para intervenir en operaciones contra el tráfico de drogas, alertas terroristas o de apoyo en dispositivos de seguridad para grandes concentraciones de personas, como manifestaciones o partidos de fútbol.

w Enorme potencial. Desde que en 1945 las fuerzas de seguridad españolas comenzaron a disponer de perros adiestrados, su participación en los trabajos policiales ha ido a más, adaptándose a las necesidades. "En los años 70 comenzaron a utilizarse para detectar drogas y explosivos, cuando el narcotráfico y el terrorismo empezaron a ser problemas graves", explica Jiménez. Desde entonces, los adiestradores no han dejado de explorar las posibilidades de los canes. "En el año 2003 se explotó su habilidad para detectar acelerantes del fuego, lo que permite averiguar si un incendio ha sido intencionado", relata el comisario de Seguridad Ciudadana, que puntualiza que Palma no cuenta todavía con perros adiestrados en esta especialidad. "También se está empezando a utilizarlos para detectar dinero oculto en casos de evasión de capitales. Se trabaja con la Fabrica Nacional de Moneda y Timbre para instruirlos y conseguir que puedan oler las tintas de los billetes", cuenta uno de los guías caninos de la Jefatura.