Un supuesto vigilante de seguridad de una conocida discoteca del Paseo Marítimo de Palma acusado de la muerte de un cliente tras agredirle admitió ayer en la Audiencia haberle propinado un puñetazo en el rostro. El procesado, de 36 años y de origen brasileño, confesó los hechos ante el tribunal de la sección segunda y recalcó que en el momento de la agresión, a finales de 2005, se encontraba trabajando en el local realizando funciones de seguridad, pero no estaba contratado. El sospechoso, que permanece en prisión desde hace más de un año, recordó que el incidente en el establecimiento se originó porque la víctima había tocado el culo a su mujer, que participaba en un espectáculo de baile. Como consecuencia del fuerte golpe en la cara y al caer al suelo, el cliente, José Luis Silveira Poli, de 44 años y de origen uruguayo pero de nacionalidad italiana, sufrió gravísimas lesiones cerebrales y quedó en coma. Dos años después, en abril de 2007, falleció en el hospital.

La vista oral contra el presunto agresor, que se enfrenta a una petición de pena del fiscal de nueve años de prisión, se inició ayer en la Audiencia Provincial de Palma. El letrado defensor Jaime Campaner mantiene que los hechos constituyen un homicidio imprudente. Por su parte, el abogado Domingo Garzón representa a los familiares de la víctima y ejerce la acusación particular, mientras que Fernando Mateas es el letrado de la discoteca y Marta Rossell, la abogada de la aseguradora. La fiscalía reclama a la empresa propietaria del establecimiento nocturno una indemnización de 300.000 euros.

El procesado, de complexión corpulenta, admitió ante la sala ser el autor de la agresión. El hombre reconoció que el pasado 10 de noviembre de 2005 de madrugada, mientras trabajaba como vigilante en la discoteca, golpeó en el rostro al cliente.

Fines de semana

El sospechoso insistió en que trabajaba para el conocido local del Paseo Marítimo. "Trabajaba los fines de semana, pero estaba sin contrato. Hacía funciones de seguridad. Tenía que vigilar a la gente que bailaba. Controlaba a las bailarinas. Cobraba unos 60 o 70 euros por noche", explicó el acusado.

El día de los hechos era un miércoles por la noche y en el establecimiento se celebraba una fiesta de empresa. El imputado explicó que además de hacer de vigilante, también era albañil y bailarín. "Yo esa noche iba a bailar, pero la empresa me llamó para trabajar en la seguridad", aclaró. El hombre había mantenido desde un primer momento, cuando fue detenido, que no trabajaba en la discoteca, sino que acompañaba a su mujer, bailarina de capoeria. Ayer justificó por qué ofreció esa versión: "Yo no quería comprometer a la empresa porque estaba ilegal, sin contrato. Y también pensaba que la empresa se iba a hacer cargo de la indemnización". Desde la discoteca se negó que el hombre trabajara en el local.

El sospechoso, que dijo que tenía un hijo en España y otros tres en Brasil, recordó que llevaba unos dos meses trabajando en la discoteca. "Vestía camiseta y pantalón negro. No recuerdo si tenía el logotipo del local. Llevaba un pinganillo y una radio que facilitaba la discoteca. Después de la agresión me quité el aparato de la oreja y lo tiré", indicó el supuesto atacante.

El hombre relató que, al enterarse de que la empresa no se iba a hacer cargo de la indemnización, pagó 4.000 euros. Según su versión, el problema con el cliente surgió esa noche cuando este tocó el culo a su mujer. Entonces, discutió con él cerca del baño. Poco después, sus compañeros del servicio de seguridad lo sacaron del local, a las escaleras de la entrada. "Le golpeé de frente cuando él venía hacia mí. Estaba muy agresivo", dijo.

el acusado. El cliente murió el 29 de abril de 2007 en el hospital.