La Audiencia Provincial de Palma ha condenado a un joven a 17 años de prisión por asaltar dos domicilios de la ciudad armado con una pistola, a cuyos moradores retuvo, amordazó y maniató. Una de las mujeres que fue atracada en su casa del Paseo Marítimo también sufrió una violación. El tribunal de la sección segunda considera al sospechoso responsable de dos delitos de robo con intimidación, dos detenciones ilegales y una agresión sexual. La sala también impone cinco años y medio de cárcel a un segundo acusado por su implicación en uno de los asaltos y por retener a dos vecinos.

Los hechos ocurrieron el pasado 3 de octubre de 2008 por la tarde cuando uno de los asaltantes, de 24 años, se presentó en una vivienda de la Plaza Mediterráneo, en Palma, para mantener relaciones sexuales previo pago con la moradora. El joven esgrimió una pistola de fogueo, le dijo a la mujer que era un asalto y le ató las manos a la espalda con cinta adhesiva. Acto seguido, se dirigió a otra habitación donde dormía otro vecino al que despertó y le apuntó con la pistola en la cabeza. También lo maniató y lo llevó hasta el salón.

El principal sospechoso, defendido por el letrado Bartolomé Oliver, a continuación llamó por teléfono a su compinche, que le esperaba en la calle. Este subió al piso y empezó a buscar los objetos de valor, mientras su compañero encañonaba a las víctimas. Tras hacerse con tres tarjetas de crédito y conseguir el número secreto apuntando a uno de los moradores con el arma en la sien, el segundo acusado, asistido por el abogado Domingo Garzón, realizó dos extracciones de dinero de 200 euros cada una. Mientras tanto, el primer atracador aguardaba en casa esgrimiendo el arma ante las víctimas.

Los perjudicados fueron amordazados con cinta adhesiva y amenazados para que no dijeran nada. La pareja, que consumía cocaína, robó aparatos electrónicos, dinero y documentación y se dio a la fuga.

Días después, el 7 de octubre por la noche, el principal imputado fue a una cita con una prostituta en un domicilio del Paseo Marítimo. Nada más llegar, esgrimió la pistola metálica, la apuntó y le ordenó que se tumbara en la cama. Luego, la ató con unos grilletes y le exigió el dinero y todos los efectos de valor. Una vez consiguió el botín y exhibiendo el arma y un cuchillo, le quitó los grilletes y la violó. La acusación particular corrió a cargo del letrado Gregorio San José.