El pozo de la finca Can Trujillo, en Calvià, donde cayó un cazador que terminó quitándose la vida días después, fue excavado hace unos sesenta años por el antiguo dueño del terreno en un intento fallido de encontrar agua. La boca estaba abierta a ras de suelo, sin señalizar y cubierta por la vegetación. De la investigación de la Guardia Civil y de la práctica de la autopsia se desprende que la víctima, Antonio M.R., de 48 años, se cayó del pozo, de unos treinta metros de profundad, el pasado 24 de noviembre mientras cazaba. Tras pasar varios días en el fondo, con fracturas en piernas y brazos, el hombre se quitó la vida de un disparo con su propia escopeta.

El guarda de la finca Can Trujillo, Jaume Bonet, explicó ayer que el pozo fue abierto por el antiguo propietario hace unos sesenta años. Esta parte de la zona se dedicaba a la explotación agrícola, y la intención era extraer agua. Sin embargo, el agua no apareció. La zona no se cultivó y el suelo quedó cubierto de matorrales.

En la actualidad la finca, situada muy cerca de la urbanizacion Sol de Mallorca y la playa de El Mago, se utiliza también como coto de caza. La víctima, Antonio M.R., policía local de Calvià en excedencia, salió precisamente a cazar el pasado 24 de noviembre. Los investigadores de la Guardia Civil han llegado a la conclusión de que, durante su recorrido por la zona, cayó accidentalmente al fondo del pozo. No murió en la caída, pero sufrió fracturas en brazos y piernas. Durante aproximadamente tres días permaneció en el fondo del pozo, hasta que finalmente se disparó en la cabeza con su propia escopeta.

La desaparición del cazador no se denunció hasta el día 30 de noviembre y su cadáver no fue localizado hasta la noche del martes. Los guardias civiles que se descolgaron hasta el fondo del pozo tuvieron que utilizar equipos de oxígeno para respirar. Encontraron al fallecido sentado en el suelo, con la escopeta a su lado.

Junto a la boca aparecieron unos bloques de marés, pero los guardias no creían que hubieran servido para tapar el pozo. De hecho, los investigadores no sabían cuánto tiempo llevaba abierta la boca o si llegó a estar cerrada alguna vez.

El pozo sigue abierto. La Guardia Civil rodeó la zona de cinta de precinto policial alertando del peligro para evitar que caiga nadie más. En los próximos días está previsto que el Servicio de Protección de la Naturaleza inspeccione la zona y luego se inste a los propietarios de la finca a que cierren vuanto antes la boca del pozo.