La ex alcaldesa de Castiello de Jaca, Esther Franco, confirmó ayer en la cuarta sesión del juicio por el asesinato del alcalde de Fago que se celebra en la Audiencia de Huesca, que tras conocerse la noticia de la muerte de Miguel Grima en el bar de Fago hubo "jolgorio" y "alegría".

El abogado de la acusación particular, Enrique Trebolle, preguntó a la testigo si es cierto que cuando se supo que se había encontrado el cadáver de Grima escuchó a alguna persona, que salió del bar de Fago, animar a los que se encontraban fuera para que entrasen utilizando expresiones como "venid, hay algo bueno que celebrar". La testigo respondió que sí y aclaró que no puede "decir quién era esa persona, porque estaba fuera de la casa rural de Miguel, que está detrás del bar, donde había alegría y jolgorio, mientras que en el resto del pueblo había tristeza". La testigo confirmó, por otra parte, que el alcalde de Fago había denunciado que temía por su vida y que en el último año le había comentado a ella esta situación en un par de ocasiones.

También declararon ayer diez guardias civiles, que destacaron la tranquilidad con la que Santiago Mainar se inculpó. La declaración fue "fluida", contó cronológicamente cómo sucedieron los hechos, respondió a las preguntas de los agentes con "naturalidad", "muy tranquilo" y lo hizo "voluntariamente", afirmaron los guardias presentes en ese momento, uno de los cuales recalcó que en todo ese tiempo, unas dos o tres horas, no recuerda haberlo visto comer o beber algo.

Mainar, según los agentes, "tenía ganas de contarlo" y en el momento de la detención "no dijo nada", estaba "cabizbajo". Otro agente reveló que, después de haberse inculpado y cuando circulaban en un todoterreno de la Guardia Civil por una pista en la que Miguel Grima había realizado unos arreglos, Santiago Mainar exclamó: "Cómo no lo voy a matar, mira cómo está la pista", haciendo referencia a unas pequeñas inundaciones.

Marcos García-Montes, abogado de Santiago Mainar, consideró ayer que en este proceso hay "cosas gravísimas", como que la jueza que investigaba el caso se metiera en un coche durante la reconstrucción de los hechos, "perdiendo su imparcialidad". En declaraciones tras la conclusión de la vista, el letrado se preguntó por qué se le toma declaración dos veces al médico que vio al asesino. "Llevo 39 años en esta profesión" y en este proceso "hemos visto cosas gravísimas", aseguró.