La exposición que la Policía Nacional mantiene abierta al público con los cientos de joyas que fueron descubiertos enterrados debajo de una caseta de perro junto al domicilio de La Paca, en Son Banya, llega a su ecuador. Durante la primera de las dos semanas que las joyas permanecerán expuestas en la Jefatura de Palma han sido centenares los particulares que han inspeccionado las vitrinas con la esperanza de recuperar alguna pieza robada. De ellos, unas treinta personas han reconocido alhajas como suyas y las han reclamado. La Policía tiene ahora que confirmar que efectivamente estas joyas son las que les robaron en su día antes de entregárselas. La exposición seguirá abierta durante la semana que viene, aunque el sistema de cita previa que la Policía ha puesto en marcha está prácticamente lleno. Pero pasada esta semana todas las fotos de las joyas seguirán colgadas en la página web de la Policía –www.policia.es–.

Un anillo de 15.000 euros. Las pesquisas de la Policía para seguir el rastro a estas joyas no acaban ahí. Tras los primeros peritajes se ha descubierto que en la colección hay una pieza especialmente valiosa, un anillo tasado en unos 15.000 euros. Los agentes se han puesto ya en contacto con algunas de las joyerías más prestigiosas de la ciudad para tratar de averiguar a quién pertenecería. Entre lo demás, mucho oro macizo. La Policía no descarta que muchas de estas piezas hayan sido confeccionadas tras fundir otras alhajas, con lo que será imposible determinar su origen. Entre las piezas más kitsch destaca el colgante en forma de metralleta que El Tarta, el ex compañero sentimental de La Paca, solía llevar al cuello.

Hallazgo casual. El pasado lunes, una mujer llama a la Policía para que la acompañen a recoger sus cosas a casa de su ex compañero. Le ha denunciado por malos tratos y tiene miedo de acudir sola al domicilio. Una pareja de agentes la acompañan y, mientras la mujer reúne sus pertenencias, uno de ellos se percata de que el hombre tiene allí a la vista cinco cajas de marihuana y dos tabletas de hachís. Así que a la detención por presuntos malos tratos se le une otra por salud pública.

Un merodeador en el Sans. El miércoles a mediodía los empleados del Teatre Sans, en el casco antiguo de Palma, se encuentran a un desconocido en la zona de aulas del local cuando se marchaban a comer. "Me he perdido", les dice. Le invitan a salir y cierran. Pero cuando vuelven por la tarde, le sorprenden de nuevo dentro. Parece ser que ha abierto la cerradura con una sierra. Le echan de nuevo, pero un poco más tarde le sorprenden por tercera vez. Así que finalmente llaman a la Policía, que se lo lleva detenido.