Cuatro niños murieron y sus padres resultaron heridos graves en el incendio que destruyó la casa en la que habitaban, en la ciudad neozelandesa de Auckland. Los menores, de dos, nueve, once, y 15 años, fallecieron asfixiados a causa del humo que desprendió el fuego de las llamas que destruyeron la vivienda familiar situada en el barrio periférico de Mangere.

Además de los padres, otros dos niños fueron rescatados con vida e ingresados en un hospital local, mientras que dos adultos que dormían en un cobertizo de la parte trasera de la casa no sufrieron daños físicos. El fuego se inició en la cocina.