La Policía ha conseguido aportar a la investigación del crimen de Son Banya el testimonio de una persona que cuenta con la condición de protegido. Se trata de uno de los testigos que esa noche estuvo presente en el poblado cuando fue asesinada Josefa Moreno Cortés, alias La Parrala, sobrina de La Paca.

Este testigo, que teme posibles represalias por sus palabras, la noche en la que se produjo el crimen estaba en la casa de La Parrala. De hecho estaban ella y la víctima a solas cuando llegaron dos coches. Del primer coche se apearon dos mujeres. Una de ellas era Trinidad Santiago Porras, la matriarca del clan de Los Peludos, y la otra era Adoración Rosa Fernández. A esta última mujer la identificaron por la enfermedad que sufre en la piel y que se refleja en su rostro.

Estas dos integrantes del clan de Los Peludos se dirigieron primero hacia La Heavy, que es la hermana de La Parrala. Esta mujer se encontraba en la puerta del domicilio situado junto al de su hermana. Esta testigo afirma que estas dos mujeres le pidieron a La Heavy que les pagara el dinero que debía su hermana por una partida de droga que les debía La Parrala. La mujer les dijo a las dos visitantes, según el testigo, que les comunicara a sus hijos, "que estaban en los coches sin apearse", que se fueran, que el asunto lo arreglarían entre las mujeres. La madre de José Ortega Santiago, El Farru, se negó a decirles nada a sus hijos, que siguieron en el coche a la espera de los acontecimientos.

Fue en ese momento cuando entró en escena la mujer que después moriría en el tiroteo. Josefa Moreno le dijo a la testigo que saliera y les dijera a las dos mujeres que entraran en su casa y dejaran a su hermana.

Las integrantes del clan de Los Peludos entraron en casa de La Parrala, pero antes llamaron a El Farru, que se bajó del coche y se sumó al encuentro. El resto de la familia, que también se había desplazado al poblado, bajaron del coche y aguardaron en el exterior de la casa de Son Banya.

La testigo afirma que dentro de la vivienda se inició una discusión entre José Santiago y Josefa Moreno. La disputa se refería a que la mujer no quería pagar una deuda que mantenía con el clan, supuestamente, por haberle facilitado una partida de droga.

La disputa fue subiendo de tono, pero ya no se desarrolló en la vivienda, sino en el exterior. Un hermano de La Paca, de nombre Juan, acudió al encuentro e intentó que se calmara.

La testigo afirma que a esta discusión se sumó la esposa de El Farru, una joven llamad Josefa Carmona, que llegó a las manos con La Heavy. La testigo afirma que en ese momento José Santiago le dijo a la mujer que después moriría "Parrala no duermas esta noche que te voy a pegar un tiro". La mujer no se asustó, según el testigo, sino todo lo contrario. Le dio a entender al joven que le había amenazado que no tenía miedo.

Sacó una pistola

En ese momento, un hermano de El Farru, de nombre Manuel, sacó una pistola. También sacaron sus armas el resto de los varones del clan de Los Peludo. La Parrala y sus amigos se introdujeron en su casa buscando refugio. La testigo no pudo precisar si El Farru llevaba una pistola o cogió la de su hermano, pero sí puede afirmar que el individuo se puso de rodillas y apuntó con la pistola a la puerta del domicilio de La Parrala. Disparó varias veces. Lo mismo hicieron algunos de sus familiares, aunque no se ha podido concretar si dispararon hacia la puerta o hacia otra dirección.

Detrás de la puerta de su casa se quedó La Parrala. Sus familiares, en cambio, buscaron una huida. La mujer resultó herida por uno de los proyectiles. Le alcanzó el cuello. Pese a que esa noche fue llevada rápidamente a Son LLàtzer la víctima murió. A partir de ese momento se declaró literalmente la guerra entre el clan de La Paca y el de Los peludos.

El Farru y el resto de su familia huyeron con los coches con los que habían llegado al poblado de Son Banya. Durante el tiroteo él y su hermano también resultaron alcanzados por los proyectiles. Fueron al hospital de Son LLàtzer para curarse y allí fueron detenidos por la Policía. En cambio, las mujeres del clan no fueron al hospital. Se reunieron en la casa de Trinidad y allí decidieron que debían huir, conscientes de que corrían peligro de morir si se cumplía la ley gitana, ya que estaban seguros que el clan de La Paca intentaría vengarse. Esa misma noche ocho de los integrante de esta familia tomaron un taxi y se dirigieron hacia Alcúdia. De allí tomaron un barco que les llevó hasta la isla de Menorca. Lo que no sabían es que la Policía ya les seguía la pista y no se tardó mucho en descubrir que se habían marchado. Fueron detenidos al día siguiente en Menorca, de donde fueron más tarde conducidos a la cárcel de Palma, donde se encuentran en la actualidad.

Los desmiente

Fuentes próximas a la investigación han señalado la importancia que tiene este testimonio, que la Policía protege en el anonimato, porque desmiente a los integrantes de Los Peludos, que mantienen que esa noche nunca estuvieron en Son Banya y, lógicamente, tampoco participaron en el crimen. Según este testigo, no sólo sabían que La Parrala había muerto en el tiroteo en el poblado, sino que incluso presenciaron cómo El Farru sacaba la pistola y dispara contra la puerta de la casa de la víctima.