"Nos están diciendo que nos busquemos la vida. ¿Pero adónde vamos a ir?". Liliana Rodríguez arrastra una pesada maleta. Acaba de bajar del autobús acompañada de su madre. Lo primero que hace es mirar hacia la finca del Paseo de Illetes donde el pasado jueves se declaró un aparatoso incendio. Es uno más de los 400 vecinos desalojados. "Hemos pasado la noche en un hotel. Nos dieron el desayuno esta mañana. Pero a partir de ahora no sabemos dónde nos vamos a quedar. Sin agua y sin luz no podemos vivir. Y menos con mi madre, que es una mujer mayor. Nosotras no tenemos familia aquí en la isla", puntualiza Liliana. Su progenitora añade: "Somos ´colomboespañolas´. Hemos vivido diez años en Andalucía". Ambas se dirigen a la parte trasera del edificio para entrar por las escaleras de emergencia. Allí, los agentes de la Policía Local de Calvià controlan la entrada y salida de residentes. A los pocos minutos abandonan la finca. "Nuestra casa está bien", dice la joven.

Peor suerte han tenido Enrique y su mujer. Su planta baja ha quedado muy afectada por el humo y las altas temperaturas. Esta pareja durmió la pasada madrugada en otro piso que posee en Campos. "Por fortuna pudimos sacar el gato en seguida y no le pasó nada. El portero reaccionó de inmediato al llamar a los bomberos. Es muy eficiente, se conoce el edificio de memoria", detalla Enrique. Junto a él, otro afectado, José Manuel Fernández, espera pacientemente en el portal con su pareja y su hijo. "Hemos dormido en el hotel Cala Blanca. Ayer solo pude coger de casa los medicamentos y los pañales para el niño. No sé qué va a ocurrir ahora. De momento, llevamos todo el día en la calle. Parece que se están lavando las manos", comenta el hombre. Su mujer, Guillermina, agrega indignada: "Tenemos críos pequeños y no sabemos adónde ir. No podemos estar aquí tirados como perros".

Una joven pareja británica deambula desorientada con su equipaje. Acaba de llegar a Mallorca de vacaciones y tenía previsto alojarse en la finca. Otros turistas de Laredo (Cantabria), Pedro, Marola, Gemma y Álex, tuvieron que pasar la noche en un hotel de Palmanova. "Nos han dicho que nos busquemos la vida. Venimos a relajarnos y mira qué nos hemos encontrado", indica Marola.

Esther, muy afectada, insiste en que ella quiere estar en su casa, aunque sea sin agua y sin luz. Otra mujer recalca: "Lo peor de todo es el olor a humo. No se puede estar dentro del piso". Sol, al no poder llevar su gato al hotel ni a la perrera ni subirlo al autobús, decidió dormir con su chico en la playa de Illetes en una tienda de campaña. "Hemos acampado. No he podido dormir mucho con el gato", resume. Otro residente critica la demora de Gesa: "Tardaron dos horas en llegar". Ángel y Loli están muy molestos. "Vamos cargados como burros con las maletas. No sabemos dónde ir a comer. Nadie nos da explicaciones. Ayer no cenamos nada. Esto es una vergüenza", destaca Ángel muy irritado.