Incierto futuro para los 400 vecinos del edificio que el jueves por la tarde fue desalojado por un incendio en el Paseo de Illetes, en Calvià. El fuego, que se inició en el transformador eléctrico de la finca por una sobrecarga, causó graves daños en los servicios básicos del inmueble. Aunque la estructura del edificio no está afectada, ninguna de las 260 viviendas dispone de luz ni agua, lo que unido al fuerte olor a humo que se respira y a que los ascensores no funcionan, hace prácticamente imposible vivir allí. La finca no volverá a la normalidad hasta dentro de varias semanas, aunque los administradores intentan solucionar estas carencias con alternadores de obra y grifos comunitarios. Los afectados, a quienes el ayuntamiento de Calvià ha ofrecido dos noches de hotel, recogían ayer sus pertenencias básicas para realojarse en casa de algún familiar o bien esperaban en la calle hasta encontrar otras soluciones.

Un retén de los Bombers de Mallorca permaneció durante toda la madrugada de ayer en el edificio para evitar que se reavivasen las llamas, mientras la Policía Local vigilaba los accesos. El ayuntamiento de Calvià realojó a 140 de los 400 vecinos afectados en tres hoteles de Magaluf y Palmanova, según explicó el concejal de Seguridad Ciudadana, Bartomeu Bonafé, quien explicó que el consistorio costearía también el alojamiento de la noche del viernes.

La finca fue examinada durante la mañana de ayer por técnicos y arquitectos municipales, y aunque no detectaron daños estructurales, se apuntalaron algunas zonas. También la Policía Judicial de la Guardia Civil inspeccionó el edificio para esclarecer lo ocurrido. Todo apunta a que las llamas se iniciaron por una sobrecarga en el transformador eléctrico que abastecía a todo el edificio.

El fuego, que provocó la muerte de un perro por asfixia, destruyó los contadores y dejó sin luz y agua a todo el vecindario. La administradora de la finca ultimaba ayer la puesta en marcha de una alternadora para que pudieran comenzar los trabajos de reparación de los daños, y estaba previsto que se instalaron grifos comunitarios para que los vecinos puedan abastecerse de agua. Los trabajos avanzaban ayer a marchas forzadas, aunque se prevé que la finca tarde varias semanas en recuperar la normalidad.