Patrullas, furgones y motoristas del Cuerpo Nacional de Policía vigilan intensamente Son Gotleu por temor a nuevas trifulcas tras la vivida antenoche entre españoles de etnia gitana y africanos. La Policía Local también patrulla por la zona ya que los ánimos están caldeados y hay sed de venganza. La Policía rondó por la barriada toda la noche y buena parte de la jornada de ayer. De hecho, a las nueve de la mañana los africanos alertaron a los agentes porque unos gitanos acudieron a la tienda frente a la cual se originó la pelea y amenazaron de muerte al encargado, además de insistirle en que prenderían fuego al comercio.

Las primeras investigaciones policiales apuntan que el inicio de la reyerta se originó cuando a una española se le cayeron las gafas de sol por la ventanilla del coche. El conductor se detuvo y ella se dirigió a recuperarlas. Entonces se percató de que las tenía un joven nigeriano y no quería devolvérselas porque las había encontrado en la vía pública. Tras un primer enfrentamiento verbal, se pasó a la agresión física. Se sumaron otros vecinos dando inicio a una riña que acabó con lanzamiento de botellas y ladrillos.

Aunque las partes coinciden en que el origen de la batalla campal fueron las gafas de sol, el argumento varía. Los españoles mantienen que el nigeriano quería revender sus gafas a la propia dueña. Sin más, dicen, el africano pegó a la mujer y a su hija. Así empezó la riña en la que participaron unas 40 personas. Además, el africano propinó un mordisco al marido de la dueña de las gafas afectándole a un tendón. Sin embargo, la otra parte mantiene que el nigeriano preguntaba "¿de quién son estas gafas?" cuando apareció un hombre diciendo que eran suyas. Así el africano le preguntaba una y otra vez si de verdad eran suyas empezando una fuerte discusión. Vecinos de la tienda salieron a calmar los ánimos cuando uno recibió un puñetazo y empezó la reyerta. Los implicados se acusan mutuamente del lanzamiento de todo tipo de objetos: ladrillos, botellas, hierros...

La expectación fue máxima. Un millar de personas se congregó en la zona debido a la disputa. La presencia policial también fue importante, hasta una cuarentena de agentes se personaron en la zona. A las once de la noche la tensión era máxima. Los agentes antidisturbios tuvieron que cargar dos veces contra la multitud para despejar la zona ante las quejas de vecinos que no podían acceder a sus casas. La pelea se saldó con tres heridos trasladados a Son Llàtzer con traumatismos faciales, heridas que precisaron puntos de sutura y hematomas. Quince coches sufrieron daños. La Policía rechazó que existiera un problema racial aunque es consciente de que el barrio vive una cohesión social complicada.