Los integrantes de la banda enviaban a mujeres y niños a domicilios que creían deshabitados, quienes, tras comprobar que no había nadie en su interior, forzaban la puerta y sustraían joyas, dinero y otros objetos de valor que podían transportar en bolsos que entregaban a hombres que esperaban en sus vehículos en las proximidades.

Los objetos robados eran entregados rápidamente a peristas que los sacaban inmediatamente de España para revenderlos o fundir el metal en el caso de las joyas.

Una vez explotada una zona, la banda se trasladaba a otra para dificultar su localización por la Policía.

En varios registros realizados tras la detención se encontraron numerosas joyas de gran valor, dinero en efectivo, televisores de plasma, teléfonos móviles, herramientas y útiles empleados en los robos, así como una balanza de precisión utilizada para pesar las joyas.

En la operación han participado agentes del Grupo de Delincuencia Organizada de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Murcia, agentes del GRECO de Levante, la Unidad Central de Drogas y Crimen Organizado de la Policía Judicial y la Brigada Provincial de la Policía Judicial de Barcelona.