Ernest de Longis, el buceador herido por un pez espada el pasado martes por la mañana mientras buceaba a pulmón en Cala d´Hort (Eivissa), descansa en el sofá de su casa en la Savina (Formentera). Desde la ventana de su salón ve s´Estany des Peix, lo que le mantiene unido con sus pasiones: el mar, el buceo y la pesca submarina. No tiene ningún órgano vital tocado y calcula que la herida de su muslo derecho, atravesado por el pico del pez espada, tardará un mes en curarse.

"He tenido suerte porque no me ha afectado ninguna arteria ni vena a pesar de que el pico del pez me ha entrado por el interior del muslo y ha salido por el exterior, pasando por debajo del hueso; menos mal que no ha tocado la femoral, sólo tengo afectada una vena secundaria que no tiene mucha importancia, el pie lo puedo mover y no he perdido sensibilidad". Ese es el resumen que hace Ernest de Longis de la herida que le produjo el pez espada cuyo pico le atravesó el muslo derecho, de lado a lado, y le dejó una marca superficial en el izquierdo. De momento, las curas se las hace un enfermero que acude a su casa, ya que no podrá moverse calcula que hasta dentro de un mes. Los médicos han calificado la herida de "sucia", al estar producida por un animal, y por eso no la han cosido, lo que requiere la inmovilidad hasta que haya cicatrizado.

Ernest hace pesca submarina desde hace 25 años. Cuando llegó a Formentera, hace 11 años, empezó a trabajar en el centro de buceo Vell Marí de la Savina que dirige su amigo, el biólogo y también buceador Manu San Félix. Al poco de iniciar la conversación, de Longis aclara: "Nada más ocurrir [el accidente] hubo mucha confusión porque nadie sabía nada de lo que había pasado. Yo estaba haciendo pesca submarina y disparé con mi arpón al pez espada", descartando la hipótesis del ataque por parte del animal. "Nunca más dispararé a un pez espada", es la principal lección que saca de la experiencia. El accidente se produjo casi en la superficie del agua, en el canal entre es Vedrà y es Vedranell, donde hay corriente y abundantes peces. El submarinista reconoce que en el tiempo que lleva practicando el buceo no había visto nunca un pez espada tan cerca de la costa.

El martes por la mañana partió desde Formentera con otro buzo en una lancha neumática para pescar a pulmón en la zona de Cala d´Hort. "Lo que pasó –relata De Longis– es que estaba muy cerca de la orilla, con unos diez metros de fondo pero en superficie. Mientras miraba el fondo, de repente, vi entrar el pez espada, que medía un metro ochenta centímetros, más o menos, y debía pesar unos 25 kilos. El animal estaba cazando, comiendo pececillos y me paré a observarlo; al principio no quería disparar; pensé que era demasiado grande". Pero la tentación de conseguir un trofeo de pesca tan importante pudo con Ernest. Fue entonces cuando disparó al animal y le dio de lleno.

"El pez espada huyó con el arpón clavado provocando que corriera el hilo del carrete". explica. Cuando éste se agotó el buceador empezó a recuperar hasta que el animal estuvo a unos siete metros de distancia. "Entonces –continúa relatando– se asustó al ver el peligro y, para defenderse, me embistió a bastante vehttp://manager.renr.es/manager/images/titulogenmallorca.jpglocidad. En el mar mandan ellos y ya no pude hacer nada. Primero me rozó con el pico el muslo izquierdo y luego me atravesó el derecho, por suerte enseguida se retiró".

"La desesperación da fuerza"

Reconoce que sintió angustia y miedo al mismo tiempo. Soltó el arpón y los plomos y tuvo tiempo para ver cómo el animal se deshacía del arpón y se marchaba. "Espero que se pueda salvar", añade.

Nada más sentir el picotazo su primera reacción fue agarrarse fuerte la herida con las manos y empezar a nadar utilizando únicamente la otra pierna: "Creo que la desesperación da mucha fuerza". Pensó que algo grave le había pasado, empezó a nadar y ayudado por la corriente alcanzó la embarcación, que estaba a unos 150 metros. Una vez en la lancha empezó a buscar a su compañero, que estaba en el agua a unos 500 metros de distancia. Pero tuvo otro momento de suerte ya que había otro buceador en las inmediaciones:

"Aprovecho para darle las gracias públicamente, se llama Miguel Galera y es un gran submarinista, fue el que avisó al 112 y me daba indicaciones para alcanzar el punto más cercano para llegar a tierra y que la ambulancia tuviera acceso". Llegaron las asistencias médicas y lo trasladaron al hospital de Can Misses y, posteriormente, en helicóptero, a Son Dureta.

Lo primero que le vino a la cabeza cuando el pez le hirió fue que había tenido que seguir su primer impulso de no disparar: "Me arrepentí porque no hay que disparar a estos animales grandes cuando no estás preparado. Luego sólo pensé en salvarme".

De Longis quiere dejar claro que estos animales "no son peligrosos" y en ningún momento se sintió amenazado por el pez.