Millones de euros enterrados en un zulo, secuestros, torturas, palizas, amenazas de muerte, reuniones con abogados, negociaciones, mochilas repletas de fajos de billetes, viajes inesperados... Y como protagonistas de esta historia: la cabecilla de un poderoso clan de narcotraficantes, un inspector de Policía y su pareja, una letrada. No es el argumento de una película sobre mafiosos. Son los ingredientes del juicio del ´caso Son Banya´, que el viernes pasado quedó visto para sentencia en la Audiencia de Palma. Cerca de 30 acusados comparecieron ante un tribunal bajo extremas medidas de seguridad. Luego, fue el turno de decenas de testigos, entre ellos el ex jefe superior de la Policía en Balears y el juez José Castro.

El caso ha evidenciado el poder que pueden alcanzar los clanes de narcos en Mallorca. El brazo de La Paca, la matriarca del poblado, es largo. Nadie duda de sus contactos. Confidente de un inspector policial y asesorada siempre por experimentados abogados, nunca pierde el control de la situación. Los que la conocen la definen como una mujer inteligente y con grandes dotes de persuasión. "No soy la jefa del clan. Soy la mayor de mis hermanos", afirmó con rotundidad durante la vista oral. Francisca Cortés Picazo defiende con uñas y dientes a su extensa familia. "En ningún momento dejé de hablar con la abogada. Si tenía que besarle el suelo, se lo besaba para que sacara a mi hermano de la prisión", manifestó en el juicio. "Pagué cien millones de pesetas porque Pepe (el inspector Gómez) me estaba diciendo que toda mi familia iba a ir a la cárcel y yo también. Estaba muy asustada. Tenía miedo. Hay que pensar que era un inspector, no un policía normal, al que iba a denunciar", añadió. Mientras tanto, sus allegados la escuchaban con una fidelidad pasmosa en la sala. La Paca supo captar la atención de todos. Dominó la escena como una estrella de cine. Mostró su lado más humano rompiendo a llorar al hablar de su hijo, El Chirri, que es discapacitado. Repitió en varias ocasiones que no estaba bien de salud: "Soy diabética y se me ha ido la cabeza". Y también se encomendó a las más altas instancias, incluso a las divinas: "¡Dios está aquí y está escuchando quién dice la verdad!".

Una fortuna

El imperio de La Paca no tiene límites. Ha amasado una fortuna desde Son Banya. "Yo todo lo que tenía, me lo quitaron por lo del blanqueo", admitió al recordar que había sido condenada por lavado de dinero hace un par de años. Desde esas fechas, ha pagado religiosamente una elevada multa. "No es cierto que ahora viva de la droga", puntualiza ante el tribunal.

¿Es una multimillonaria que vive de la venta ambulante? "Mi medio de vida son mis hijos que van al mercado. Vivo de la venta ambulante y cuido de mis nietos", se justificó ante la sala. La matriarca, de 53 años, negó su alta capacidad económica y descartó tener enterrados millones de euros en zulos próximos al poblado. Tampoco quiso contestar si la Guardia Civil le intervino el pasado verano en su casa 300.000 euros en la denominada ´Operación Kabul´ por la que sigue presa.

Años atrás, La Paca, poderío de billetes en alpargatas, pagaba una a una las elevadas fianzas de sus hijos y hermanos para que salieran de prisión. En una ocasión se presentó en el juzgado de Palma con sus zapatillas afelpadas y cargada de billetes de pequeñas cantidades. Los funcionarios se pasaron varias horas para contar todo el dinero de la fianza. En una demostración de poder y del cariño que le tiene a su gente, esperó a sus familiares a las puertas de la cárcel con una limusina y fuegos artificiales. Celebró por todo lo alto su puesta en libertad.

Apoyo total

Sus hijos y allegados apoyaron en todo momento a la matriarca en el transcurso del juicio durante dos semanas. Todo el clan hizo piña y mantuvo la misma versión de los hechos. Nadie secuestró ni torturó a Nacho, el paraguayo, el 18 de abril de 2006 creyendo que era el autor del robo en el poblado. Y lo que les sustrajeron un día antes, el 17 de abril, no fueron siete millones de euros de un zulo como mantiene la fiscalía, sino 8.000 euros de la furgoneta de El Moreno. Algunos de los acusados fueron a Santa Ponça el 19 de abril a buscar a dos toxicómanos, sospechosos del robo, con quienes únicamente "charlaron" dentro de un vehículo sin llegar a retenerles, según su versión. Esa tarde el coche fue interceptado por la Policía en una gasolinera de Palma y la pareja de yonquis pudo ser liberada. Un día después, los paraguayos denunciaron las palizas implicando a todo el clan ante el entonces jefe de Atracos, José Gómez. En ese momento, empezaron las negociaciones con La Paca. El inspector Gómez supuestamente la extorsionó a cambio de exculpar al clan. Su hija, La Guapi, reconoció que el 27 de abril se puso un MP3 entre los pechos para grabar una conversación en la que el policía y su madre negocian.

La Paca siguió con atención todas las sesiones del juicio. Ejerció su autoridad al levantarse inesperadamente en la sala y soltar una reprimenda a su hijo, El Ico, porque no dejaba de hablar. La matriarca se llevó las manos a la cabeza al escuchar el aterrador relato de Nacho. "Estuve 14 horas retenido. Me pegaban con todo, con los puños, un palo, patadas... Cada vez que doña Paca daba la orden", dijo el paraguayo.

La abogada encausada admitió que Francisca Cortés le pagó cerca de 300.000 euros en Son Banya en concepto de indemnización por las palizas que sufrieron los paraguayos, sus clientes. La letrada reiteró que "fue una negociación simple y pura entre abogados". Por su parte, su pareja, el inspector Gómez, negó rotundamente haber extorsionado a La Paca y destacó que no obtuvo ningún beneficio económico. Según su versión, fue víctima de una trampa y de la traición de un compañero, otro inspector.

Los hechos enjuiciados se remontan al 17 de abril de 2006, cuando unos toxicómanos robaron siete millones de euros al clan de La Paca, lo que desató las iras en el poblado, según el fiscal. Al día siguiente, uno de los sospechosos del hurto, el paraguayo, fue retenido y golpeado en el poblado. Luego, el 19 de abril dos toxicómanos fueron retenidos en un coche en Santa Ponça. ´La Paca´ supuestamente fue ex