En el fallo, difundido hoy, el magistrado, en virtud de un veredicto popular, tiene en cuenta que el condenado, Antonio Nuño Bou, estaba bajo los efectos del alcohol y que, desde el primer momento, frente la policía, confesó de forma "voluntaria y espontánea" el crimen.

Por ello la pena de 20 años que había solicitado el fiscal, y los 25 propuestos por la acusación particular, se ha rebajado finalmente hasta los 12 años tras aplicar las atenuantes de embriaguez y confesión.

Los hechos se remontan a la tarde del 26 de julio de 2006, cuando la víctima, Mónica C.G., de 33 años, empezó a discutir con los clientes de un bar de Santa Maria de Corcó en el que también se encontraba el presunto asesino.

Para acabar con el altercado, la propietaria del establecimiento llamó a los Mossos d'Esquadra, lo que no agradó al procesado, de 38 años, que le recriminó que solucionara el problema llamando a la policía.

Antes de que acudieran los agentes, el imputado le pidió a Mónica C.G. que le acompañara y ambos caminaron juntos hasta la carnicería que regentaba la compañera sentimental del acusado, donde, según la sentencia, el asesino se apoderó de forma disimulada de un cuchillo de 39 centímetros de largo.

Entonces, se llevó a la víctima hasta un callejón cercano y, una vez allí, la acuchilló en el abdomen y otras partes del cuerpo.

Tras asestarle las puñaladas, el acusado agarró la víctima por detrás para que no se moviera y la degolló.

En la sentencia, el juez dice que existió alevosía en la actuación del asesino, a tenor de la "fuerte borrachera" que llevaba la víctima, "unida a la propia corpulencia del acusado".

En el juicio, el imputado, que en todo momento confesó el crimen, dijo que atacó a la víctima porque no paraba de darle empujones y de insultarle.

La Audiencia fija una indemnización de 180.000 euros para la madre de la fallecida y 30.000 euros para cada una de las dos hermanas de la víctima.