Una mujer embarazada de seis meses que abortó tras estar detenida durante más de cinco horas en la Comisaría de Vallecas sin recibir asistencia sanitaria relató ayer cómo los policías hicieron caso omiso de sus quejas a pesar de que ella misma tuvo que limpiar los coágulos de sangre en la pared del calabozo porque su hija "caía" entre sus piernas.

La mujer describió que, tras ser detenida en una celda, comenzó a sangrar "muy poco", pero, con el paso del tiempo "empezaron a salir coágulos, los cuales iba limpiando en la pared". No obstante, y a pesar de sus súplicas, los policías encargados de su custodia le contestaban "que no estaba embarazada", recordó la mujer, mientras mostraba la tripa, todavía visiblemente prominente.

"Después de destrozarme la mano, aporreando la puerta junto a una compañera, pegando gritos en la celda, me sacaron y me llevaron al hospital de al lado", donde la derivaron inmediatamente a Maternidad del Hospital Gregorio Marañón. Sin embargo, los funcionarios la condujeron de nuevo a Comisaría, donde fue encerrada en la celda. "Esperaron cuatro horas más en las que yo estuve viendo como caía mi hija entre mis piernas", se lamentó llorando. La mujer fue detenida tras ser sorprendida junto a su ex compañero, pese a tener una orden judicial que le prohíbe acercarse a él.