La jueza de guardia ordenó ayer el ingreso en prisión del tripulante del yate de bandera francesa que el pasado miércoles fue capturado en aguas de Cabrera con un alijo de más de dos toneladas de hachís.

El acusado, un hombre de nacionalidad francesa, era la única persona que iba a bordo de la embarcación, que fue capturada navegando a unas 60 millas de la isla de Cabrera. El barco había zarpado de la costa norte de Marruecos y se dirigía hacia algún puerto francés, donde tenía previsto descargar la droga. Sin embargo, su extraña forma de navegar llamó la atención a la Guardia Civil, que procedió a la localización y captura del barco. Una vez a bordo fue cuando se descubrió que transportaba en la bodega un cargamento de 2.100 kilos de hachís, droga que había cargado en Marruecos para su posterior traslado hasta Francia.

El delegado del Gobierno explicó que la embarcación mantenía un rumbo extraño. Navegaba unas diez horas seguidas y después se paraba, permaneciendo varias horas más sin moverse. Tampoco llevaba un ritmo fijo, dando la impresión que pretendía moverse para no levantar sospechas. Sin embargo, lejos de ello lo que sí hizo fue precisamente llamar la atención de la Guardia Civil, que inmediatamente sospechó que se trataba de un barco que transportaba hachís.

El tripulante declaró ayer que sabía que transportaba el alijo de droga, si bien se negó a decir a dónde se dirigía. En su yate, que está amarrado en Palma, también se localizó una pistola.