"No está muerta. Fue una desaparición voluntaria". Jaime Far lleva dos años buscando a su esposa. María Marleni Vasco Salazar, una mujer de nacionalidad colombiana, desapareció en julio de 2006 en circunstancias más que extrañas. Lo hizo un día antes de que llegara a Mallorca su hermana, a la que hacía años que no veía. María Marleni, que trabajaba en un club de alterne de Palma, estaba entusiasmada con la llegada de su familia. Pero el día de la cita no se presentó en el aeropuerto. Y no sólo eso, sino que desde entonces no se ha vuelto a saber nada de ella.

* ¿Es María Marleni? La posibilidad de que hubiera sido asesinada tenía cierto peso. Pero su marido nunca lo ha creído. Al contrario, cree que le abandonó. Esta semana al ojear un diario gratuito que se distribuye en Palma vio una fotografía de un anuncio. Una de ellas, según Jaime, es su esposa. "La cara ha cambiado pero la forma del brazo es la misma". La Policía acudió esta semana a este bar, que ofrece comida ecuatoriana. La dueña ha identificado a la mujer que aparece en la foto y afirma que no se trata de Maria Marleni. "Esta mujer es española, no colombiana", insisten desde el local. La Policía cree que no se trata de la desaparecida. Pero el marido no desespera. "Más pronto o más tarde aparecerá y podré demostrar que no ha sido asesinada". En cualquier caso, Jaime ya ha rehecho su vida. Su actual novia es brasileña.

* "¡¡Russian mafia!!" La urbanización Sol de Mallorca, epicentro de la mafia rusa descabezada el viernes en Calvià, es un lugar tranquilo donde casi nunca ocurre nada. En la avenida Portals Vells, donde los jefes de la banda criminal vivían a cuerpo de rey, varios obreros -ingleses y alemanes- presenciaron cómo la Guardia Civil asaltaba las mansiones. Todos preguntaban por los motivos de tamaño despliegue policial. "¡¡Russian mafia!!", se informaban entre ellos a gritos y con cierta incredulidad. Vivieron una mañana de lo más entretenida. Los trabajadores más veteranos, que vieron alzarse en aquella zona los imponentes chalés de Petrov y Salikov, no mostraban tanta sorpresa. "Movían muchísimo dinero, recibían visitas muy cortas y siempre llevaban escoltas", explicaba uno de ellos. Algo se olía.

* Cinco horas de guardia. La expectación que generó la ´Operación Troika´ fue mayúscula en la calle Aragón, donde los investigadores registraron durante todo el día un inmueble. Decenas de curiosos se arremolinaban en torno al portal del edificio, sin perder detalle de todo lo que allí ocurría. Algunos pasaron más de cinco horas contemplando el despliegue policial y confesaban que habían dejado abandonadas sus tareas domésticas para dedicarse en cuerpo y alma a presenciar la operación. Los testigos se mostraron muy satisfechos con la operación y felicitaban a los agentes."Muchas gracias", le dijo una vecina a un policía encapuchado tras saber que se trataba de un fuerte golpe a la mafia rusa.

* Máxima seguridad. La ´Operación Troika´ desarticuló la cuarta organización criminal más importante del mundo, por lo que las medidas de seguridad durante el operativo fueron máximas. La Guardia Civil cubrió con cinta de embalar y cartones las placas de sus vehículos y la inmensa mayoría de los agentes iban encapuchados para preservar su identidad. Imaginen la cara de quienes veían circular estos coches sin matrícula con cinco enmascarados en su interior por el centro de Palma.

* El justiciero juzgado. Quien seguramente habría pagado por participar en la ´Operación Troika´ es el hombre que fue juzgado esta semana en Palma por llevar a cabo operaciones antidroga en Mallorca haciéndose pasar por agente de la Guardia Civil. Disponía de todo tipo de material policial para llevar a cabo sus actuaciones. Durante la vista oral quedó patente que había estudiado al detalle las técnicas de los cuerpos policiales, y durante el último turno de palabra que le ofreció el juez llevó a cabo una detallado relato de las formas de actuación de los grupos de asalto de la Guardia Civil.