Cuerpo diminuto de cabra, patas fuertes y compactas, ojos frontales, e incisivos inferiores de roedor. El Myotragus Balearicus vivió en Mallorca y Menorca hasta hace 5.000 años, en lo que todavía hoy se considera un ejemplo extraordinario de adaptación al terreno tras la elevación del nivel del mar que formó y aisló las islas del archipiélago. Sin embargo, su descubrimiento no se produjo hasta hace sólo cien años, cuando la investigadora inglesa Dorothea Bate halló los primeros restos de la desconocida especie, un hallazgo de repercusión internacional que puso a Mallorca en el mapa científico mundial y que todavía hoy es fruto de controversias e investigaciones, como lo demuestran los últimos trabajos del IMEDEA que, mediante un análisis de ADN, han descubierto que la misteriosa especie se encuentra genéticamente más cercana a la oveja que a la cabra, como se creía hasta ahora.

Atraído por el descubrimiento que protagonizó una compatriota, el rotativo británico Daily Telegraph comentó recientemente en un artículo firmado por Anna Nicholas que "este puede ser en el calendario chino el año del toro, pero en Mallorca es el centenario del descubrimiento del Myotragus, aunque los veraneantes ingleses que cada año buscan en la isla sol, mar y sangría probablemente lo último que tendrán en su mente este verano es a la extinta cabra-rata".

Nicholas, que es patrona de la Sociedad Científica de Exploración, explica en su artículo que descubrió la importancia del hallazgo de Dorothea Bate gracias a una visita que realizó al Museo de Historia Natural de Londres en compañía del profesor Adrian Lister, paleontólogo experto en especies extinguidas de islas. "Examinamos un buen número de restos de esqueletos de mamuts y dinosarios, así como de antiguas criaturas del mar, de fauna y de flora", relata. "Pero al final del recorrido se produjo la sorpresa, cuando descubrió el esqueleto de un pequeño mamífero, el Myotragus, descubierto por una pionera cazadora de fósiles británica que trabajó en el Museo de Historia Natural a finales del siglo XIX".

El interés divulgativo por el hallazgo del endemismo balear con motivo del centenario de su descubrimiento es superior en Gran Bretaña que en Mallorca. Los artículos periodísticos se suceden, así como el interés por la pionera que a los treinta años de edad dio con el Myotragus. Así, y también en el Telegraph, Karolyn Shindler, autora del libro Discovering Dorothea: the Life of the Pioneering Fossil-Hunter Dorothea Bate, explica algunos detalles sobre la descubridora del Myotragus. "Realizó expediciones en el Mediterráneo vendiendo fósiles que ella misma encontró y también gracias a subvenciones de entidades prestigiosas como la Royal Society. A principios de 1900 emprendio viajes llenos de éxito a Chipre y Creta, donde descubrió una especie extinta de elefantes enanos. Pero también trabajó en circunstancias increíblemente difíciles y peligrosas, pasando hambre en Chipre y contrayendo la malaria en Creta". No obstante, y como recuerda Shindler, su mayor desafío estaba por llegar. Aunque su tentativa en la Mallorca de 1909 se asemejaba a encontrar una aguja en un pajar. Sabía que las cuevas más interesantes se encontraban en la costa. Y eso le supuso largas caminatas por terrenos difíciles, una inoportuna escarlatina sobrevenida, picaduras de mosquito espantosas y un accidente en el que casi se ahogó.

"Que ella encontrara el Myotragus fue un tributo a su tenacidad y habilidad", considera Shindler, que asegura que Dorothea Bate "abrió al mundo una ventana al pasado que permanecía cerrada".