La ilustración no es una disciplina competitiva. Al menos para Ihrlie Serra, una ilustradora que vive cada una de las líneas que deja su pincel de acuarela líquida. Como si de tinta china se tratara. Empezó dibujando desde pequeña. Según ella, dice creer que es lo habitual entre los ilustradores. Pero aquella pasión se quedó con ella toda su juventud.

Al acabar Bachillerato, pensó en marcharse a estudiar fuera de la isla. Tenía dos opciones: o la ilustración o el cine, otra disciplina que le cautiva. Finalmente se quedó en la isla y probó con Ilustración y Diseño. Aunque no coincidió con ellos en clase, se formó en la misma generación que ilustradores como Gonzalo Aeneas o Timothy Llompart. “Allí nos conocíamos todos y hacíamos piña”, recuerda Serra, quien tras pasar una formación donde conoció a la que ahora es la escena de ilustradores en Mallorca, realizó un proyecto final basado en la dirección artística y diseño de producción de un largometraje, tanto en la producción, en el rodaje como en la postproducción. Un proyecto real donde abarcó todo el trabajo del equipo artístico de los distintos departamentos. Y ahí empezó todo.

Ihrlie Serra se mueve entre el cómic y el fanzine. Son los dos campos donde se siente más cómoda. “En el fanzine te mueves como quieres y hacia donde quieres. Todas las cosas que tienes en la cabeza las plasmas tal cual te vienen”, comenta la mallorquina, quien reconoce que no sabría definir su estilo, aunque identifica algunas de sus influencias en Akira Toriyama o Charles Burns. “Aun así, mi estilo sigue huyendo de estos artistas como tal. A medida que me voy empapando de distintos estilos y voy aprendiendo por mí misma creo mi estilo más personal”, puntualiza. En cada uno de sus dibujos es fácilmente identificable la escuela de Burns a la hora de entintar. La tinta es una figura esencial en su trabajo. “No uso nunca el ordenador”, admite. Siempre pincel con acuarela líquida. Y en blanco y negro. “Aunque hago cosas a color, siempre me gusta realizar los trabajos en blanco y negro. No por ello me deja de gustar, pero no me interesa de la misma manera que la tinta”, concluye.

“Mi primer encargo fue para el XVII aniversario de Gotham Cómics”, recuerda. En la céntrica tienda de cómics decidieron hacer una antología con la colaboración de jóvenes artistas llamada ‘Pequeños cadáveres envueltos en plástico’. En ella dejaron un par de páginas para dejar volar su imaginación en él. “Fue el primer encargo de dimensiones considerables en cuanto a cómic que tuve”, rememora. “Tras esa oportunidad, la editorial Edicions del Despropòsit, con el proyecto La Deriva, me permitieron participar en su segundo número”, continúa la ilustradora, quien en la cuarta edición del mismo proyecto realizó la portada del libreto. Ahora para la quinta edición también participa. Está al caer.

Fanzines

Serra no siempre trabaja sola. Uno de los proyectos más sentidos y personales en los que se ha involucrado es Mad Cat, un colectivo formado junto a Joana van Dasselaar que empezó con un fanzine creado con un fin placentero en la fecha de Halloween en el que participaron también colegas ilustradores como colaboradores. “El fanzine temático quedó muy bien y decidimos sacar dos o tres cosas cada año”, explica Serra. “También vamos a ferias como el Rata Market, Cómic Nostrum y demás. Es una sensación muy bonita. En esto no hay que parar”, añade. Para la ilustradora, el fanzine es una edición asequible y de fácil tramitación, pero Mad Cat innova en el formato. Una de las características evidentes de estos fanzines son los desplegables. “En el de Halloween el fanzine se convertía en una casita de terror. Hemos hecho formas de acordeón, desplegables en botes para la edición “bichos” junto a María Cuadrado, un puzzle de monstruos junto a Javier Crux… Lo llamamos fanzine pero realmente este concepto queda atrás. Nosotras vamos más allá”, argumenta. Van Dasselaar, por su parte, es una fanática de los pop-ups. Ella se encarga de los formatos de los fanzines. “Los volúmenes los controla muy bien”, reconoce Serra. Una vez les gusta el resultado en la copia original, planean su edición para imprimir y lo distribuyen entre su entorno de confianza y en las ocasiones que les brindan las ferias y actos especializados.

Y de todo este camino, Ihrlie Serra se queda con que la ilustración no es una competición. “Somos una familia, una piña. Mad Cat, por ejemplo, surge natural de una amistad. Con María Cuadrado quedo muchas veces para dibujar”, razona. La ilustración sale de dentro, por gusto y pasión, no con fines competitivos o económicos. “Nos encanta dibujar, y es lo que seguiremos haciendo”, concluye.